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Mostrando entradas de junio, 2023

TESOROS OCULTOS EN LA BIBLIA (IV)

En 1845, Eliza R. Snow escribió un poema que luego se convertiría en el himno N°187 del himnario de la Iglesia. El poema se titulaba "Mi Padre Celestial" y el himno, en su versión en español, se conoce como "Oh, Mi Padre". En su tercera estrofa se lee: "¿Hay en los cielos padres solos? Clara la verdad está; la verdad eterna muestra: madre hay también allá." La verdad acerca de que junto a nuestro Padre Celestial se encuentra nuestra Madre Celestial constituye un hecho que debe haber sorprendido al mundo cristiano en la época de la Restauración, así como debe hacerlo hoy en día. Es una doctrina singular, tal como la que aprendió José Smith a través de la Primera Visión al percibir que Dios es un ser de carne y huesos, a semejanza nuestra, pero un hombre exaltado y glorificado por las eternidades. Encontramos también una clara referencia a nuestra Madre Celestial en "La Familia: Una Proclamación para el Mundo", emitida por la Primera Presidencia en

EL CONTAGIO SOCIAL

¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo es posible que personas inteligentes y con una sólida formación puedan adherir a hábitos probadamente perniciosos para la salud? Tal es el caso del tabaquismo, el alcoholismo o el uso recreativo de drogas. ¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo es posible que la sociedad actual haya adoptado valores morales que son diametralmente opuestos a los que cultivaron nuestros abuelos? ¿Nos hemos preguntado por qué existen colectivos separados por una grieta insalvable, donde unos se ven a los otros como enemigos que se deben combatir, promoviendo diversas formas de violencia en lugar del sano debate o el imperio de la tolerancia a las ideas ajenas? Lo vemos a diario: en el fútbol, en la política, en las artes y los distintos movimientos contemporáneos que promueven sus posturas buscando prevalecer sobre las otras. ¿Nos hemos preguntado cómo es posible que el fanatismo prevalezca sobre la razón, el respeto y el amor que nos debemos como integrantes de la fam

BANDERA ALTO EN EL MONTE SE IZÓ

No hay dudas en cuanto a que lo que más estorba el avance de los cambios sociales impuestos en el mundo, cambios que, en realidas, restauran la desnaturalización  del ser humano en cuanto a su linaje divino, es la Cristiandad. Aun existiendo diversas interpretaciones sobre el contenido de las Escrituras y la relación del hombre con Dios, es posible resaltar en la Cristiandad la permanencia de valores como la defensa de la vida, de la familia tradicional, de la moral en cuanto a la sexualidad y el poder de procrear, de la libertad y del apego a una vida signada por los preceptos de Dios. Por ello molesta tanto. Por esa razón se la combate, se la ridiculiza, y se la restringe al ámbito personal, no sea cosa de que recobre su "popularidad de antaño". Basta ver que la gran mayoría de los cambios sociales promovidos en las últimas décadas entran en franca colisión con las enseñanzas de Jesucristo. Ciertamente no todo lo que aduce seguir a Cristo es de Cristo. El propio Señor nos a