UN DON ÚNICO
Cuando era joven, en un folleto que contenía un mensaje del Pte. Boyd K. Packer ( "¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢é 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑒𝑣𝑎𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑟𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑙𝑖𝑚𝑝𝑖𝑜𝑠?") se explicaba que la atracción física entre un hombre y una mujer, desarrollada dentro de los vínculos del matrimonio era un don que nuestro Padre Celestial otorgaba a Sus hijos con el propósito de compartir el poder de procreación y fortalecer los lazos de unión entre los cónyuges. Ello significa que ese don es sagrado. Dios comparte con nosotros una porción de Su poder divino y, por ello, la ley de castidad -no usar ese don fuera del vínculo matrimonial- asegura que se lo utilice en armonía y con respeto hacia ese poder. Cualquier uso inmoral de ese poder resulta en una blasfemia contra Dios. Implica, a su vez, menospreciar el《amor》que sustenta al matrimonio. El amor entre cónyuges, tal cual Dios espera que se profesen, es esencial para alcanzar la vida eterna. El uso indebido de ese don destruye vidas, a pesar de qu...