CUANDO LA TEMPESTAD ARRECIE
𝘓𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥 𝘢𝘳𝘳𝘦𝘤𝘪𝘢. A veces pensamos que es un continuo sin sobresaltos; otras, que a pesar que "existe oposición en todas las cosas"¹, nunca nuestra fe va a ser puesta a prueba más allá de dar un testimonio, sobrellevar un problema económico o un infortunio amoroso. Pero en el mundo existe mucha gente que sufre, mucha gente que pasa por sus "Getsemaní" personales y, sin embargo, para muchos de nosotros la tentación de pensar "a mí no me va a pasar" es muy grande. Y nos perdemos en trivialidades, en quimeras que perseguimos o en usar nuestro tiempo en vanidades, como explicaba el autor de Eclesiastés². Pero cuando llega la prueba, la prueba difícil, la que nos impulsa a buscar la ayuda de Dios como el aire que respiramos, entonces llenamos nuestra vida de súplicas, oraciones y una fe que siempre creímos tener y, llegado el momento, ...