"ESTOY LIBRE"
La verdad, ¿quién la hallará?
"¿𝘘𝘶é 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥? 𝘑𝘰𝘺𝘢 𝘦𝘴 𝘴𝘪𝘯 𝘪𝘨𝘶𝘢𝘭, 𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘴𝘰𝘳𝘰 𝘮á𝘴 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺, 𝘺 𝘲ué 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘷𝘢𝘭𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳𝘢á 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘰𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘳𝘰𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘭 𝘱𝘰𝘵𝘦𝘴𝘵𝘢𝘥 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘤𝘩𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘫𝘢𝘮á𝘴.
¿𝘘𝘶é 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥? 𝘌𝘴 𝘦𝘭 𝘮á𝘹𝘪𝘮𝘰 𝘥𝘰𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘳í𝘢 𝘮𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭 𝘢𝘯𝘩𝘦𝘭𝘢𝘳. 𝘌𝘯 𝘢𝘣𝘪𝘴𝘮𝘰𝘴 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘥𝘭𝘢, 𝘦𝘯 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘳𝘪𝘯𝘤ó𝘯, 𝘰 𝘴𝘶𝘣𝘪𝘥 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰𝘴 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘦 𝘥𝘰𝘯; 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢 𝘮á𝘴 𝘯𝘰𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺.
...𝘮𝘢𝘴 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘳á 𝘦𝘭 𝘱𝘪𝘭𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥, 𝘺 𝘴𝘶 𝘧𝘪𝘳𝘮𝘦 𝘣𝘢𝘭𝘶𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘫𝘢𝘮á𝘴 𝘤𝘢𝘦𝘳á; 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘥𝘳á 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳.
¿𝘘𝘶é 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥? 𝘌𝘴 𝘱𝘳𝘪𝘯𝘤𝘪𝘱𝘪𝘰 𝘺 𝘧𝘪𝘯 𝘺 𝘴𝘪𝘯 𝘭í𝘮𝘪𝘵𝘦𝘴 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘳á. 𝘈𝘶𝘯𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘵𝘪𝘦𝘳𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳𝘢𝘯 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘳, 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥, 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳, 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳𝘪́𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘫𝘢𝘮á𝘴."¹
La verdad existe por sí misma. Cuando el hombre toma conciencia de una verdad -hoy en día muchos sostienen que por investigación científica o racional- la verdad se revela y su existencia pasa a ser reconocida por la humanidad.
Muchas verdades han surgido de teorías basadas en intuición, conjeturas, evidencias u otros hechos y ejercicios intelectuales hechos por personas preparadas.
En ocasiones, investigaciones realizadas y descubrimientos azarosos o buscados, dan por tierra con conceptos y declaraciones que se daban por ciertas y resultaron erradas.
La razón ha sido para el hombre la herramienta sustancial y necesaria para descubrir verdades, particularmente a partir de los siglos XVII y XVIII.
Para los creyentes en el Dios verdadero y viviente, la verdad también se alcanza por revelación.
La revelación no ha perdido su valor desde el Génesis hasta hoy pero es desechada por el mundo secular por entender que no se ajusta al método científico, basado en los sentidos físicos, la razón, la experimentación y la realidad fáctica, desechando así toda dimensión espiritual de la vida.
De todas formas, hasta mediados del siglo XX, la ciencia y el raciocinio humano han sido -fuera del ámbito religioso- los determinantes de qué es verdad y qué no.
En la década de los 60 del siglo pasado comenzó a gestarse -primero en los medios intectuales y luego los sociales y políticos- la idea de que la realidad depende del observador, incluso cuando esa autopercepción -usada como supuesta herramienta de conocimiento- contradice las verdades que establece la ciencia.
Surgen así la ideologías sin fundamento en la realidad, revisionismos históricos, el feminismo radical y finalmente, lo que se ha dado en llamar el "wokismo".
Todo ello conlleva exaltar el relativismo y toda clase de falacias que han provocado la pérdida objetiva del conocimiento de la realidad, movimientos sociales y políticos desintegrando instituciones tradicionales como la familia, los valores morales y, en definitiva, el propio conocimiento certero de la realidad.
Surge entonces el "relato": la llamada posverdad,
donde la persona convierte en verdad aquello en lo que quiere creer sin importar que se trate de puro sentimentalismo.
Esta postura de vivir de posverdad en posverdad no es más que la apología de la rebelión del hombre contra Dios.
La verdad deja de ser "el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser"². Dios pierde su condición de ser la "fuente de la verdad" y el hombre pasa a pretender ponerse en Su lugar, usurpando Su poder y Su dignidad.
¿No resulta esto familiar?
"Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad..."³
"...y [aquel inicuo] llegó a ser Satanás, sí, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos según la voluntad de él, sí, a cuantos no quieran escuchar mi voz."⁴
Jesucristo enseñó:
"Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."⁵
Sin embargo, esta filosofía del "relato", de la "autopercepción", de la "posverdad" y del "wokismo" lleva a la pérdida del libre albedrío del hombre , a enredarlo en mentiras, a la ira desenfrenada, a odios y disputas, y lo deja en condiciones de ser manipulado tanto en lo social como en lo político.
De esta manera, entregándose a la esclavitud de su propia subjetividad y deseos -hábilmente explotados por el poder que lo manipula- cree haber alcanzado la anhelada libertad, cuando no ha hecho otra cosa que perderla al alejarse de la fuente auténtica de la verdad.
Y la Historia -que se repite cíclicamente- vuelve a escuchar la exclamación de Caín gloriándose de lo que había hecho, diciendo: "Estoy libre"⁶.
(1) Poema de John Jaques, (1827–1900)
(2)Doctrina y Convenios 93:24
(3) Ibid versículo 39
(4) Moisés 4:4
(5) Juan 8:31-32
(6) Moisés 5:33
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