LA REALIDAD DE JESUCRISTO, HIJO DE DIOS

Jesucristo está en el centro de la existencia humana.

Su Sacrificio Expiatorio establece la llave que lleva a la redención del hombre y ofrece el camino a la vida eterna en base a  los pensamientos, deseos y obras de los hombres¹, apoyados éstos en la gracia de Cristo, puesto que "es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos"².

Por otro lado, la Resurrección de Cristo puede considerarse también la "piedra angular" de la manifestación de Su divinidad, en tanto le permitió vencer -por todos nosotros- el aguijón de la muerte. Muchos profetas le procedieron y muchos le han seguido, enseñando Su Evangelio y repitiendo Sus palabras, pero sólo Él abrió las puertas a la inmortalidad.

Su Sacrificio Expiatorio y Su Resurrección lo hacen único en el Plan de Salvación.

Del ministerio de Jesús sólo se dispone del testimonio de los discípulos contemporáneos y seguidores posteriores, amén de unos cuantos cronistas no cristianos de la época, como Flavio Josefo³,Tácito⁴, Agapio⁵, Suetonio⁶ y Plinio el Joven⁷.

De la existencia histórica de Jesús no se puede dudar. Resulta significativo la mención de esos cronistas no cristianos acerca de Su Resurreccion.

De Su divinidad, sin embargo, sigue siendo necesaria la investigación sincera a través de la guía del Espíritu Santo.

Ello requiere, entre otras cosas, reconocer la dimensión espiritual de la existencia humana.

Vale la pena recordar la frase del propio Jesús diciendo:"El que temprano me busca, me hallará, y no será abandonado."⁸

Asimismo, la extraordinaria invitación de Moroni, aplicada en este caso al logro de un testimonio de Jesús como el Hijo de Dios:

"Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas [acerca de la divinidad de Jesucristo]; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo."⁹

No existe mayor logro ni fuente de esperanza, paz y gozo en la vida de una persona que obtener un testimonio acerca de Jesucristo.




(1) Véase Alma 12:14

(2) 2 Nefi 25:23

(3) "Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, [si es lícito llamarlo hombre], porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos gentiles. [Era el Cristo.] Delatado por los principales de los judíos, Pilato lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, [porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él.] Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos."(Antigüedades judías, 18:3:3.)

(4) "Por lo tanto, aboliendo los rumores, Nerón subyugó a los reos y los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el pueblo, que los odiaba, los llamaba “cristianos”, nombre que toman de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato; reprimida por el momento, la fatal superstición irrumpió de nuevo, no sólo en Judea, de donde proviene el mal, sino también en la metrópoli [Roma], donde todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se celebran."(Anales, 15:44:2-3)

(5)"En este tiempo existió un hombre de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Según esto fue quizá el mesías de quien los profetas habían contado maravillas."(Agapio. Siglo X

(6) "A los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus continuas revueltas. (Alrededor del 120, relatando cómo el emperador Claudio expulsó de Roma a judíos instigados por un tal 'Chrestus', Vit. Caes., Claud., 25.)

(7) "5...Y que además maldijeran a Cristo... 6 Éstos todos veneraron tu imagen y las efigies de los dioses, y maldijeron a Cristo... 7 (dijeron) que acostumbran reunirse al amanecer y cantan un himno a Cristo, casi como a un dios." (Órdenes del emperador Trajano dadas a Plinio el Joven sobre cómo proceder con los cristianos, Epist. X, XCVI, C. Plinius Traiano Imperatori)

(8) Doctrina y Convenios 88:83

(9) Moroni 10:4

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