MATAR AL MENSAJERO

Existe todo un mensaje en el título de este artículo.

Hace referencia a Jesucristo. 

Cuando vino al mundo, acerca de ese bebé nacido en un humilde pesebre, mensajeros celestiales proclamaron a asombrados pastores:"...No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que serán para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor."¹

Jesús era el Mensajero prometido desde el inicio de los Tiempos. Aquél  de quien Isaías profetizó:

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado estará sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. El aumento de su dominio y la paz no tendrán fin, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos."²

Como Mensajero de Dios ejerció Su ministerio entre el pueblo, pero Sus enemigos confabularon para prenderlo y  darle muerte. 

De manera que Poncio Pilatos le mandó crucificar.

Y MATARON AL MENSAJERO.³

Pero Su muerte abrió puertas.

Abrió puertas a la prédica de la Buena Palabra a los espíritus encarcelados.⁴

Abrió puertas a la resurrección de los muertos.⁵

Abrió puertas a  la prédica del Evangelio a todas las naciones.⁶

Abrió puertas a la victoria sobre el aguijón de la muerte.⁷

Hoy existe en el mundo la voluntad tácita, en un sentido figurado, de volver a matar al mensajero.

Porque toda palabra de Redención, todo mensaje que lleve implícito la Buena Palabra de Jesús, toda referencia que se oponga al derrotero que el mundo lleva en su afán por vivir sin frenos, cae en la censura y la cancelación, llegándose a calificar de impropio pensar diferente cuando , en realidad, no se trata de si se piensa diferente  o no, sino de cuánto se respeta el pensar diferente.

Pero una vez más, la muerte que se busca -en este caso la muerte del MENSAJE- sólo le dará más fuerza, porque abrirá corazones que terminan hastiados de tanto caos reinante, y encuentran refugio en las palabras:

" Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga."⁸

"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo."⁹

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo."


(1) Lucas 2:10:11

(2) Isaías 9:6-7

(3) Ver Marcos 14:1

(4) 1 Pedro 3:18

(5) Hechos 26:22

(6) Mateo 28:19-20

(7) Alma 22:14

(8) Mateo 11:29-30

(9) Juan 14:27

(10) Juan 16:33

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