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Mostrando entradas de julio, 2024

UN DON ÚNICO

Cuando era joven, en un folleto que contenía un mensaje del Pte. Boyd K. Packer ( "¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢é 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑒𝑣𝑎𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑚𝑜𝑟𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑙𝑖𝑚𝑝𝑖𝑜𝑠?") se explicaba que la atracción física entre un hombre y una mujer, desarrollada dentro de los vínculos del matrimonio era un don que nuestro Padre Celestial otorgaba a Sus hijos con el propósito de compartir el poder de procreación y fortalecer los lazos de unión entre los cónyuges. Ello significa que ese don es sagrado.  Dios comparte con nosotros una porción de Su poder divino y, por ello, la ley de castidad -no usar ese don fuera del vínculo matrimonial- asegura que se lo utilice en armonía y con respeto hacia ese poder. Cualquier uso inmoral de ese poder resulta en una blasfemia contra Dios.  Implica, a su vez, menospreciar el《amor》que sustenta al matrimonio. El amor entre cónyuges, tal cual Dios espera que se profesen, es esencial para alcanzar la vida eterna. El uso indebido de ese don destruye vidas, a pesar de qu

MATAR AL MENSAJERO

Existe todo un mensaje en el título de este artículo. Hace referencia a Jesucristo.  Cuando vino al mundo, acerca de ese bebé nacido en un humilde pesebre, mensajeros celestiales proclamaron a asombrados pastores:"...No temáis, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que serán para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor."¹ Jesús era el Mensajero prometido desde el inicio de los Tiempos. Aquél  de quien Isaías profetizó: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado estará sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. El aumento de su dominio y la paz no tendrán fin, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos."² Como Mensajero de Dios ejerció Su ministerio entre el pueblo, pero Sus enemigos confabularon para prender

TOLERANCIA ES RESPETO

En lo personal, siento tristeza por quienes, por definirse ateos, se creen en la obligación y derecho de combatir la religión. Sólo manifiestan su debilidad, fruto de la soledad que les causa vivir sin esperanza. Pero todos tenemos el derecho de creer en lo que queramos creer, compartirlo y esforzarnos por vivir de acuerdo a nuestras creencias. No creo legitimo negarle ese derecho a nadie, ni aún a quienes se autoproclamen ateos y combaten a Dios.

A LA HORA DE JUZGAR

Jesús enseñó "Por sus frutos los conoceréis"¹, de manera que cada cual, buscando la guía del Espíritu Santo,  por la cual se puede saber la verdad de todas las cosas, seguramente recibirá el don del discernimiento, si está preparado y lo busca con humildad.  No necesitará de nadie ni de nada para juzgar con un juicio justo. (1)  Mateo 7:16