DIOS SÍ EXISTE

En una sociedad donde, entre tantas cosas que dehumanizan al hombre, encontramos el amor a las riquezas, a la fama y el poder; donde se concibe la realidad sujeta a la materia y definitivamente se niega la existencia de Dios -el ateísmo y el desinterés espiritual están creciendo exponencialmente- cabe preguntarse qué es la vida si Dios no existe.

La falacia de la "muerte de Dios" -tal cual la sentenció el filósofo alemán Nietszche, tan venerado por la intelectualidad mundana- tiene consecuencias nefastas en la vida del hombre.

El escritor Fiódor Dostoyevsky resumió tan nefasta aseveracion con la simple frase:"Si Dios no existe, todo está permitido"¹.

Lo que sentencia Dostoyevsky es que la muerte de Dios -el ignorarlo, el no creer en su existencia, el aferrarse a un concepto materialista de la vida- conlleva la muerte simultánea de la moral, de un conjunto de conceptos catalogados como metafísicos², como la felicidad, el amor y el odio, el dolor emocional, la consciencia del hombre, la solidaridad y el servicio desintresado, etc., que no pueden conceptualizarse como consecuencia de meras  reacciones químicas dentro del cerebro y el cuerpo del individuo, negando la dimensión espiritual que éste posee simultáneamente con su dimensión material.

Sí existe un nexo entre ambas dimensiones del individuo, que los entrelaza. Un cuerpo enfermo afecta las emociones y la espiritualidad del hombre y viceversa. Por el contrario, el estado de bienestar espiritual manifestado por la paz interior y la felicidad tienden a afectar positivamente la salud en general.

Negar la dimensión espiritual del hombre niega estas valores y realidades. Y si el hombre es espíritu y materia, existe un Creador.

Negar a Dios y sostener el materialismo es afirmar que la conducta de los hombres obedece a meras reacciones químicas, y por tanto, su vida está predeterminada: no posee voluntad ni albedrio moral.

Por lo tanto, no es responsable de sus actos, que son mera consecuencia de factores que no dependen del él. Una simple combinación azarosa de fenómenos químicos que determinan inevitablemente su conducta. El hombre deja de ser un ente pensante para convertirse en un fenómeno aleatorio;  con lo cual se libraíran de toda culpa los genocidas, los ladrones, los tiranos y los asesinos; los malvivientes y todos quienes, haciendo sufrir al prójimo, obran el mal como consecuencia de fenómenos materiales que regulan su conducta impeliéndoles a obrar de esa manera más allá de su voluntad.

Es más, no existiría límites entre el bien y el mal, que no estarían sujetos axuna definición imparcial y objetiva sino dependería de la conveniencia de cada uno. Así, el bien y el mal estarían sujetos al poder de la fuerza, la coacción y el temor.

Tampoco serían de honrar quienes obren en bien de la humanidad y su felicidad, porque no habría consenso al respecto, ni sería un mérito o demérito obrar por simple química pura de los componentes materiales de nuestros cuerpos.

Negar a Dios es tan absurdo como afirmar que el Universo, siempre cambiante, surgió espontáneamente de la nada, pues jamás tuvo un Creador que organizara la vida y el orden que lo rige.

En fin, la soledad del hombre sumido en el ateísmo, lo lleva a abrazar el orgullo, la ceguera espiritual y  filosofías de vida que la Historia ha demostrado son inconducentes.

Para consuelo de nuestras almas, Dios sí existe.

(1) Novela Los Hermanos Karamazov

(2) del griego: más allá de lo fisico

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