CARTA A QUIENES ME COMBATEN...
Voy a sincerarme y hablar desde el fondo de mi corazón.
Tengo un testimonio firme de la veracidad del Evangelio Restaurado por José Smith y acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Sé con una certeza imbatible que Nelson M. Russell es hoy el portavoz del Señor en la Tierra, como lo fueron los profetas de la Biblia en la antigüedad, en su propio tiempo.
Sé que los libros canónicos que la Iglesia profesa -incluida la Biblia- y las enseñanzas de los profetas de esta época son revelaciones de Dios.
Todo este conocimiento me viene del Espíritu Santo, habiendo puesto a prueba la palabra que dice:
"Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas."¹
Pero también sé que muchos de los hijos de Dios profesan su credo en otras Iglesias, en otras interpretaciones de las Sagradas Escrituras contenidas en la Biblia y aún en otras religiones o, simplemente, son ateos.
El hecho de que así sea no me quita el sueño ni me genera sentimientos de rechazo. Oro por ellos, que puedan practicar su credo en libertad, y recibir el respeto y dignidad propias de su condición humana.
Lo que me resulta penoso es comprobar que algunos hijos de Dios que no profesan mi credo sienten su deber combatirme a través de comentarios hirientes y ofensivos cuando posteo artículos promoviendo y testificsndo de las enseñanzas de Jesucristo, sólo por el mero hecho de pertenecer a la Iglesia en la que me he bautizado.
Esa intolerancia que se manifiesta en los comentarios que adosan a mis artículos -y que es reflejo intenso o pálido del encono y sentimientos de ira tan populares en las redes- no condice con las enseñanzas de amor que Jesucristo impartió, las cuales, en mayor o menor medida, todos compartimos mayormente.
Sé que muchos de ellos despreciarán aún estas palabras. Siento tristeza por ellos, porque los sentimientos que causan división entre los hijos de Dios provienen de y favorecen al adversario de toda verdad, dañando los corazones de quienes los albergan.
Adhiero a las palabras del Pte. Nelson M. Russell que la Revista Time publicó recientemente en un editorial:
"Ama a tu prójimo y trátalos con compasión y respeto. Un siglo de experiencia me ha enseñado esto con certeza: la ira nunca persuade, la hostilidad nunca sana y la contienda nunca lleva a soluciones duraderas...
"Imagina lo diferente que podría ser nuestro mundo si más de nosotros fuéramos pacificadores—construyendo puentes de entendimiento en lugar de muros de prejuicios—especialmente con aquellos que pueden ver el mundo de manera diferente a lo que vemos nosotros... Hay poder en dar a otros la dignidad humana que todos los hijos de Dios merecen."²
(1) Moroni 10:4-5
(2) Nelson M. Russell, Revista Time, editorial 5 de setiembre de 2025
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No promovemos ni aceptamos controversias en nuestro blog, siendo nuestro propósito es unir corazones, pues "no es [la] doctrina [de Cristo], agitar con ira el corazón de los hombres, el uno contra el otro; antes bien [Su] doctrina es esta, que se acaben tales cosas."