¿TRANSGRESIÓN VIRTUOSA?

Hace poco, entre los titulares de un periódico de importante circulación en el país, apareció la declaración de una figura pública que declaraba no saber si era bueno o malo en su profesión, pero lo seguro era su condición de transgresor.

 Mientras leía el titular reflexionaba en qué medida han cambiado los parámetros sociales en las últimas décadas. Ha sido un proceso gradual, a veces lento, pero persistente.

 

Se ha generalizado en la sociedad, al punto que la transgresión se ensalza como un factor de lucimiento personal.

 

No imagino que en mi juventud, alguien pudiera ufanarse de transgresor, considerándolo una virtud.

 

Según el diccionario de la RAE, transgredir significa "quebrantar, violar un 

precepto, ley o estatuto".

 

Sin embargo, hoy, para muchos, ser transgresor parece ser un mérito.

 

Transgredir por el solo hecho de transgredir.

 

El problema consiste en que cuando transgrede, la persona se posiciona, y dirige su accionar, en contra de preceptos, leyes o estatutos. Si eso es un mérito, se deduce que su punto de vista transgresor es el correcto. Se termina por justificar la transgresión por sí misma.

 

El único "progreso" que este espíritu trasgresor conlleva es el derribar valores y revertir costumbres. Lo hemos señalado varias veces ya, pero vale la pena recordarlo nuevamente.

 

Por considerarse transgresión virtuosa, el aborto se transforma en pilar de la salud reproductiva, la drogadicción adopta un perfil recreativo de naturaleza permisiva, la eutanasia se convierte en un autoproclamado derecho a una muerte digna, la pornografía en arte erótico (por tanto, admisible), y así sucesivamente.

 

La transgresión virtuosa vino para quedarse. Alimenta la vanidad de unos, el entusiasmo de otros, y la pasividad de quienes -por temor a ser tildados de políticamente incorrectos- prefieren mirar a un costado.

 

El síndrome de la rana hervida* sigue más vigente que nunca.

 

 

* "El denominado síndrome de la rana hervida es una analogía que se usa para describir el fenómeno ocurrido cuando ante un problema que es progresivamente tan lento que sus daños puedan percibirse como a largo plazo o no percibirse, la falta de conciencia genera que no haya reacciones o que estas sean tan tardías como para evitar o revertir los daños que ya están hechos.​ La premisa es que si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo, saltará, pero si la rana se pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte. La historia se usa a menudo como una metáfora de la incapacidad o falta de voluntad de las personas para reaccionar o ser conscientes de las amenazas siniestras que surgen gradualmente en lugar de hacerlo de repente." (Fuente: Wikipedia)



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