¿UN MUNDO PERFECTO?
Con la mente finita que poseemos como seres humanos, existen muchas preguntas que no alcanzaremos jamás responder en esta vida.
Sin embargo, algunas sí tienen respuesta si conocemos los
atributos y la voluntad de Dios.
Por ejemplo, si estuviéramos en Su lugar, ¿no parecería más
conveniente revelarnos a la percepción física del hombre en lugar de esperar
que llegue a conocer la realidad de la existencia de un Dios a través de la fe?
Si Dios se revelara a nuestros ojos físicos y pudiéramos
todos verle;
Si Dios hablase a nuestros oídos físicos como un hombre
habla a otro y le pudieramos escuchar con claridad;
Si Dios nos mostrase Su amor permitiéndonos abrazarlo y
sentir en nuestro cuerpo la calidez del Suyo...
¿No sería más fácil creer en Su existencia?
¿Podríamos dudar de la veracidad de las Escrituras?
¿No seríamos todos creyentes habiendo un solo credo y una
consenso universal en cuanto al conocimiento de Él, de dónde venimos, por qué
estamos aquí, hacia donde vamos después de esta vida?
¿No serian evitables las guerras y la violencia entre los
hombres, y todos viviríamos en paz y armonía, entrelazados por Su amor
perfecto?
¿No desaparecerían nuestros temores? ¿No perderíamos el
pavor a la muerte y las enfermedades, sabiendo con un conocimiento perfecto que
la vida terrenal no es más que una pasaje intermedio hacia la inmortalidad
donde podremos recibir el gozo supremo de la vida eterna?
¿No nos amaríamos todos con un amor puro como el de Cristo?
¿Existirían el ateísmo, las disputas filosóficas, los odios
y las maldades que dividen a los pueblos, y las enemistades que separan
familias y amigos, sabiendo que siempre tendríamos un Juez amoroso y perfecto
para enmendar nuestras diferencias?
¿No es todo ello lo que Dios espera de nosotros?
Sería maravilloso, ¿verdad?
Sin embargo, la realidad es otra. El Plan de Dios es otro.
Porque Dios debe respetar el albedrío moral de Sus hijos. De
otra manera, éstos no progresarían ni alcanzarían -línea por línea, precepto
por precepto- los atributos que corresponden a la vida eterna, a esa clase de
vida que los hará dioses,"hereda(ndo) tronos, reinos, principados,
potestades y dominios, toda altura y toda profundidad", "no
ten(iendo) fin...existi(endo) de eternidad en eternidad... esta(ando) sobre
todo, porque todas las cosas les estarán sujetas... ten(iendo) todo poder, y
los ángeles esta(ndo) sujetos a ellos"1.
Si Dios se revelase al hombre a través de los sentidos
físicos, destruiría su albedrío .
En la Creación, al hombre le fue dada la potestad de elegir
entre el bien y el mal, de elegir entre seguir la verdad o dejarse llevar por
falsas filosofías resultantes de mezclar la religión con las enseñanzas de los
hombres. Esa potestad es esencial para el Plan Divino.
Dios no puede quebrantar Su plan interfiriendo o anulando el
albedrío moral de Sus hijos.
"Y para realizar sus eternos designios en cuanto al
objeto del hombre, después que hubo creado a nuestros primeros padres, y los
animales del campo, y las aves del cielo, y en fin, todas las cosas que se han
creado, era menester una oposición; sí, el fruto prohibido en oposición al
árbol de la vida, siendo dulce el uno y amargo el otro.
Por lo tanto, el Señor Dios le concedió al hombre que obrara
por sí mismo. De modo que el hombre no podía actuar por sí a menos que lo atrajera
lo uno o lo otro...2
"Así pues, los hombres son libres según la carne; y les
son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger
la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres,
o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo;
pues él busca que todos los hombres sean miserables como él."3
Esta es la razón por la cual el mundo terrenal perfecto es y
será una utopía hasta que Jesús retorne triunfal en su Segunda Venida; cuando
"con poder y gran gloria... morar(á) en rectitud con los hombres sobre la
tierra mil años, y los malvados no permanecerán"4.
Esta es la razón por la que Dios sólo se revela al hombre
por la fe.
La fe que engendra el deseo de ser fiel a la verdad revelada
por los profetas.
La fe que mueve al arrepentimiento que trae el perdón, y
edifica nuestro progreso hacia la vida eterna.
La fe que es "la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve"5.
"[La] fe [-sin la cual-] es imposible agradar a Dios;
porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es
galardonador de los que le buscan."6
(1) Doctrina y Convenios 132:19-20
(2) 1 Nefi 2:15-16
(3) 1Nefi 2:27
(4) Doctrina y Convenios 29:11
(5) Hebreos 11:1
(6) Hebreos 11:6
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