AMAR Y PERDONAR

Durante el ministerio terrenal de Jesús, leemos acerca del siguiente acontecimiento:

"Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó para tentarle, diciendo:

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?

Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento.

Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas." 1

¿Cómo amar a quienes cometen toda clase de iniquidades, muchas tan profundamente malas que no es posible pensar siquiera en ellas sin sentir horror? ¿ Cómo amar a quienes nos dañan o persiguen nuestra destrucción?

Al comienzo de esta dispensación, el Señor le reveló al Profeta:

"Por tanto, llamo a lo débil del mundo, a aquellos que son indoctos y despreciados, para trillar a las naciones por el poder de mi Espíritu." 2

Tal vez la respuesta a cómo amar sin distinción esté en el mandamiento de "trillar a las naciones por el poder de mi Espíritu".

Al leer este mandamiento, tendemos a pensar que ello significa separar a los buenos de los malos. Nos viene a la memoria la siguiente parábola:

"Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria.

Y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda." 3

Sin embargo, esta parábola refiere al día en que "el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él". En esa instancia, el juez será el Señor, no nosotros.

Entonces, ¿qué se espera de nosotros al mandarnos a trillar las naciones?

Una interpretación posible es que se nos invita a predicar el Evangelio a todas las naciones, y a recoger a aquellos hijos e hijas de Dios dispuestos a entrar en el reino de Dios y hacer convenios con Él.

Pero es posible también encontrar otro significado complementario en ese mandamiento. Un significado que relaciona ese pasaje con el segundo gran mandamiento de amar al prójimo, y contesta la difícil pregunta de cómo amar a quienes practican la iniquidad aún en sus expresiones más extremas.

Todos somos pecadores pero, por lo general, podemos esforzarnos por llegar a amar a la mayoría de nuestros hermanos, pues nos identificamos tan pecadores como ellos, y recordamos la admonición de Jesús de evitar

"mira(r) la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echa(r) de ver la viga que está en [nuestro] propio ojo...

¿cómo dir(emos) a [nuestro] hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en [nuestro] propio ojo?"4

Pero ¿cómo perdonar y amar a quienes cometen genocidios, esclavizan a sus hermanos y, cometiendo toda clase de abominaciones, ejercen injusto dominio sobre ellos?

¿Cómo vivir las palabras de Señor al mandarnos: "Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres"? 5

¿Cómo sentirnos propensos a "ama(r) a (n)uestros enemigos, bendeci(r) a los que (n)os maldicen, hace(r) bien a los que (n)os aborrecen, y ora(r) por los que (n)os ultrajan y (n)os persiguen..."?6

Porque así dice el Señor: "Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres."7

La palabra trillarsignifica "quebrantar la mies tendida en la era, y separar el grano de la paja".8

Precisamente en esto consiste la fortaleza de amar sin distinciones: aprender a separar a las personas de sus acciones, como se separa el grano de la paja.

Enaltecer lo que hagan en concordancia con la voluntad de Dios, y resistir lo que hagan en contra de Su palabra. Pero, a los hijos e hijas de Dios, debemos amarlos sin acepción, porque así nos lo pide Él, y porque Él los ama.

Amar a quienes están enemistades con Dios no significa buscar la comunión con ellos ni buscar o convalidar sus pecado. Consiste en orar por ellos, desear que, volviéndose de su maldad, entren en el gozo del Señor.

Esto nos llenará del deseo de perdonar, y limpiará nuestro corazón de las angustias que nos acarrean los actos reprochables de quienes no comulgan con los deseos de Dios.

Si esto nos resulta difícil -y por cierto para muchos de nosotros lo será-, tengamos presente el sabio consejo de Moroni:

"Por consiguiente, amados hermanos míos, pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios..."9

 

(1) Mateo 22:35-40

(2) Doctrina y Convenios 35:13

(3) Mateo 25:31-33

(4) Mateo 7:3-4

(5) Doctrina y Convenios 64:10

(6) Mateo 5:4

(7) Doctrina y Convenios 64:10

(8) Diccionario de la Real Academia Española

(9) Moroni 7:48

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