LA FUENTE DE TODA RECTITUD

¿Por qué se nos manda predicar la palabra de Dios? ¿Por qué sentimos que debemos predicar el Evangelio Restaurado?

Para que "hijos de los hombres... sean persuadidos a hacer el bien constantemente, a fin de que vengan a la fuente de toda rectitud y sean salvos".1

Esa fuente es Jesucristo.

Una fuente de modelo de vida, por Sus enseñanzas y Su impecable vida.

Una fuente de buenos sentimientos, por el amor que nos da y nos motiva a compartir.

Una fuente de poder, por Su gracia que derrama sobre nosotros para vencer las pruebas que debemos enfrentar.

Una fuente de esperanza de un mundo mejor, por la confianza que siembra en nuestro corazón.

Una fuente de certeza, por el testimonio que planta en nuestra alma.

Una fuente de confianza, porque nunca ha dado ni nos dará un mandamiento, sin preparar una vía para que podamos cumplir lo que nos ha mandado.2

Una fuente de virtud, pues si por seguirle "... pone(mos) toda diligencia en añadir a (nuestra) fe virtud; y a la virtud, conocimiento;

y al conocimiento, templanza; y a la templanza, paciencia; y a la paciencia, piedad;

y a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque si en (n)osotros están estas cosas y abundan, no (nos) dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo...

Por lo cual...[en la medida que] procura(mos) hacer firme (n)uestra vocación y elección... haciendo estas cosas, no cae(remos) jamás".3

Una fuente de libertad, porque la verdad que es en Él nos hace verdaderamente libres. Libres para vivir con gozo a pesar de las pruebas y adversidad. Libres para no ser desviados por "hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error"4.

Una fuente de consuelo, porque nos enseña que sin importar lo que acontezca en el mundo, nunca nos dejará solos, sino que podremos tener siempre su Espíritu con nosotros, andando en la senda de Sus convenios.

Una fuente de sabiduría, pues tenemos la promesa de que si tenemos falta de ella, podemos encontrarla en Su ejemplo, Sus palabras y Su inspiración.

Una fuente de perdón y reconciliación con Dios, haciendo que la misericordia sobrepuje la justicia cuando mediante nuestro arrepentimiento y su Expiación, intercede por nosotros y nos abre las puertas a la vida eterna.

Bien haría el mundo en abrir su corazón a Jesucristo, y aun no reconociéndole Su Divinidad, hiciera carne propia Su ministerio, abrazando Su doctrina y Ejemplo para que el amor al prójimo estableciera la paz y buena voluntad entre todos los hombres. Pues nunca dejará de ser cierto que sólo del buen árbol se recogen buenos frutos...5

(1) Éter 8:26

(2) 1 Nefi 3:7

(3) 2 Pedro 1:5-19

(4) Efesios 4:14

(5) Mateo 7:17

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