EL TRIBALISMO DE NUESTROS DÍAS

En el diccionario de la Real Academia Española, la primera acepción del término TRIBALISMO reza:

 - Organización social basada en la tribu.

Pero en su segunda acepción, podemos inferir una realidad que se está afirmando en todos los aspectos  de la posmodernidad que rige la evolución social y filosófica de nuestro tiempo.

El diccionario define el TRIBALISMO desde esta segunda acepción:

"Tendencia a sentirse muy ligado al grupo de gente al que se pertenece, y a ignorar al resto de la sociedad."

Las décadas finales del siglo XX e inicios del siglo presente han visto la hegemonía de este fenómeno de tribalizacion de la sociedad, que se ha partido en múltiples grupos o tribus, basados en particularidades propias, y que luchan por sus propias convicciones, sin importar si con ello crean grietas en la sociedad o fundamentan sus luchas en falacias que contradicen las ciencia y el sentido común.

Una vez más, no se puede generalizar. La sociedad puede y tiene el derecho de tribalizarse hasta donde lo desee, pero no al extremo de la tribalización radical y violenta. El tribalismo radical promueve la intolerancia y la imposición irracional de sus posturas, anulando el sensato y necesario debate, y el esfuerzo mancomunado por alcanzar la convivencia pacífica y tolerante entre los distintos estamentos de la sociedad.

Veamos este fenómeno desde el punto de vista de las Enseñanzas del Salvador:

 - Dios no hace acepción de personas. "Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace lo justo."¹ 

 "He aquí, el Señor estima a toda carne igual..."²

Por tanto, es claro que cuando Dios inspiró los principios que rigen los derechos individuales de cada persona, no promovió derechos de grupos o colectivos en particular, pues cada persona, sea del colectivo que sea, debe tener sus derechos humanos asegurados sin distinción de raza, credo, orientación sexual, o ideas propias, y dentro del respeto mutuo.

 - Dios no crea ni promueve grietas en la sociedad. 

 "Porque en verdad, en verdad os digo que aquel que tiene el espíritu de contención no es mío, sino es del diablo, que es el padre de la contención, y él irrita los corazones de los hombres, para que contiendan con ira unos con otros. 

 He aquí, esta no es mi doctrina, agitar con ira el corazón de los hombres, el uno contra el otro; antes bien mi doctrina es esta, que se acaben tales cosas."³

La violencia del tribalismo radical no condice con el amor entre Sus hijos que  Dios promuve, ni causa efecto positivo alguno en la sociedad.

Pero el tribalismo exacerbado, es una de las señales de los últimos tiempos de la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos. Sabemos de quién emana, pues es su propósito invitar el corazón de los hombres hacia la intolerancia y el desprecio.

Lo que resulta inaceptable o, por lo menos, injusto e ilógico, es que se exijan derechos y respeto de una parte, y no se conceda la misma condición a quien piensa o "siente" distinto.

Como cristianos, ¿cuál debe ser nuestra postura frente al tribalismo radical y creciente de nuestras sociedades?

El élder Dallin H. Oaks ha declarado:

"En tantas relaciones y circunstancias de la vida, debemos vivir con diferencias. En los casos de vital importancia, no debemos negar ni abandonar nuestra opinión respecto a esas diferencias, pero como seguidores de Cristo debemos vivir en paz con los demás que no compartan nuestros valores ni acepten las enseñanzas basadas en ellos. El Plan de Salvación del Padre, el que conocemos por medio de la revelación profética, nos coloca en una situación terrenal en la que debemos guardar Sus mandamientos. Eso incluye amar a nuestro prójimo de diversas culturas y creencias, así como Él nos ha amado."⁴

Ni más ni menos...


(1) Hechos 10: 34-35

(2) 1 Nefi 17:5

(3) 3 Nefi 11:29-30

(4) Amar a los demás y vivir con las diferencias,  Conferencia General octubre 2014

Comentarios