¿CÓMO TE ABRIÓ LOS OJOS?
Las experiencias espirituales vividas durante el ministerio terrenal de Jesús son abrumadoras.
Por Su palabra levantó muertos, curó cojos y leprosos, sacó demonios de personas poseídas, calmó tempestades, convirtió agua en vino, maldijo una higuera y devolvió la vista a ciegos.
Fueron milagros porque desafiaron las leyes naturales conocidas por los hombres.
La vida terrenal de Jesús fue una vida signada por milagros; desde Su nacimiento de la virgen María como Unigénito en la carne del Padre Celestial hasta Su gloriosa resurrección el día de la Pascua judía.
Milagros que trascienden nuestra percepción natural, como perdonar pecados, conocer la historia tras la vida de la mujer samaritana o sentir que salió poder de sí al tocar el borde de su manto la mujer enferma de flujo de sangre.
Milagros que desconciertan la ciencia de los instruidos al convertir cinco panes y dos peces en alimento para atender a cinco mil de Sus seguidores.
¿Ha cesado Su ministración después de Su asención? ¿Han cesado Sus milagros?
No. Él sigue haciéndolos, tal vez en la intimidad de los que creen el Él y ejercen la fe necesaria. No siempre el resultado es visible a nuestros ojos. En otras ocasiones, el resultado no es el que se espera.
Pero Jesús es real.
En el Testamento de Juan se relata un acontecimiento significativo:
"Entonces los vecinos y los que antes habían visto que era ciego decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba?
Unos decían: Este es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy.
Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
Respondió él y dijo: El hombre que se llama Jesús hizo lodo, y me untó los ojos y me dijo: Ve al Siloé y lávate. Y fui, y me lavé y recibí la vista...
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego...
Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos de qué manera había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé y ahora veo...
Mas los judíos no creían que él había sido ciego y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista;
y les preguntaron, diciendo: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego;
pero cómo ve él ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo...
Así que volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da la gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre [Jesús] es pecador.
Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo...
Entonces le insultaron y dijeron: Tú eres su discípulo, pero nosotros somos discípulos de Moisés.
Nosotros sabemos que habló Dios a Moisés, pero este, no sabemos de dónde es.
Respondió aquel hombre y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde es, y sin embargo a mí me abrió los ojos."¹
La ignorancia no desecha la verdad.
La incredulidad no desacredita la divinidad de Jesucristo.
Las persecuciones no debilitan Su ministerio.
El ciego de nacimiento era un ignorante a los ojos soberbios de los fariseos, pero no era un ignorante concerniente a la divinidad de Jesús.Por eso "las obras de Dios se manifesta(ron) en él"².
Eso se llama testimonio. Testimonio que está habilitado a todo aquél que lo busque "con un corazón sincero [y] con verdadera intención"³, y luego lo nutra con fe y obediencia a las enseñanzas del Evangelio
Pero no hay que ser muy sabio para ver milagros que nos rodean por todos lados.
La vida y la Naturaleza que nos rodea, el Universo y su orden, "los cielos [que] cuentan la gloria de Dios,y el firmamento [que] proclama la obra de sus manos"⁴, todo ello testifica de Jesús.
Si existe una Creación, es porque existe un Creador.
Hay que estar ciego para no darse cuenta...
(1) Juan 9:8-33
(2) Juan 9:3
(3) Moroni 10:4
(4) Salmo 19:1
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