EL VALOR SUPREMO DEL MATRIMONIO

No importa cuán digno, fiel y obediente una persona haya sido, a menos que entre en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio , no puede alcanzar el grado más alto de la exaltación. Podrá entrar en otro grado menor del reino celestial, pero no en el más alto¹, donde a los cónyuges se les promete que llegarán a ser como Dios y su gloria "será una plenitud y continuación de las simientes por siempre jamás."²

Por tanto, la elección del o la compañera eterna es la decisión más importante de la vida. Una vez tomada, se debe entregar el alma entera³ para que ese convenio celebrado en el Templo del Señor dé por fruto la vida eterna.

El matrimonio es un jardín que debe cultivarse todos los días del año, en todo tiempo. Una pareja que se apegue a los consejos del Señor tendrá las mejores oportunidades de alcanzar el éxito en su matrimonio. Su vida no estará exenta de oposición, pero el Señor no los dejará "huérfanos"⁴.

En ocasiones, puede acontecer el fracaso, a pesar de todo el esfuerzo hecho. Sin embargo, aún así, la recompensa no será quitada al cónyuge que, con íntegro propósito de corazón, se haya esforzado por mantenerse comprometido ante el Señor con ese sublime y sagrado convenio. En su debido tiempo, Dios sabrá compensar esa integridad y ninguna bendición le será retenida a esa persona.⁵

La caridad, el amor puro de Cristo, es la esencia del matrimonio, y ciertamente quien la posea en el postrer día, le irá bien⁶.


(1) Doctrina y Convenios 131:1-3

(2) Doctrina y Convenios 132:19-20

(3) Doctrina y Convenios 42:22

(4) Juan 14.:18

(5) El presidente Russell M. Nelson ha dicho :  "Comprendo que hay muchos miembros adultos de la Iglesia que no están casados. Por causas ajenas a ellos, hacen frente a las pruebas de la vida solos. Recordemos que, a la manera del Señor y, en su debido tiempo, no habrá ninguna bendición que les sea retenida a Sus santos fieles."  Nutrir el Matrimonio, Conf. Gral.  abril 2006

(6) Moroni 7:47

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