APARTARSE DE TODA APARIENCIA DEL MAL

El Señor no discrimina a nadie. Para Él y nuestro Padre Celestial "todos so(mos) iguales"¹.

Por lo tanto,los cristianos no deberíamos descriminar a nadie por sus sentimientos respecto del tema que sea. Si alguno lo hace, es porque aún no comprendió cabalmente que el amor de Dios no hace acepción de personas.

Por otro lado, existen "conductas" que nuestro Padre Celestial no acepta, pues alejan al hombre de la vida eterna, o sea la exaltación: morar en presencia del Padre Celestial y heredar cuanto Él tiene². 

Es por un acto de misericordia y amor divinos que el Padre Celestial ha invalidado todo aquello que nos aleja de la vida eterna.

Pero debe quedar bien en claro que Dios procura el bienestar de todos Sus hijos y no discrimina personas (ni nosotros debemos hacerlo), sino conductas. Sus mandamientos se encuentran en las Sagradas Escrituras. 

Es extraño escuchar -en el mundo cristiano- a muchas personas apoyar conductas que se oponen a esos mandamientos y, sin embargo, afirmar que creen en las Escrituras y se sienten fieles a Dios.

Tal vez porque nunca escudriñaron esas Escrituras como Jesús lo pidió³; tal vez  porque no las entienden en su plenitud o porque creen que es posible separar lo secular de lo espiritual, "(sirviendo) a dos señores"⁴ al mismo tiempo, olvidando lo que Jehová dijo a Moisés frente a la zarza ardiente: "No tendrás dioses ajenos delante de mí"⁵.

En nuestro trajín por la vida, como discípulos de Cristo, debemos seguir el sabio consejo de Pablo: "Examinadlo todo; retened lo bueno. Apartaos de toda apariencia de mal.⁶

¿Hasta qué punto escudriñamos nuestra relación con el Espíritu Santo, de manera de discernir las palabras de Jesús:"El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama"⁷?

Por ejemplo,

¿Cuántos de nosotros -cristianos- aceptamos doctrinas mundanas que favorecen conductas contrarias a las enseñanzas de Jesucristo y sus profetas?

Cada uno debe examinar en su corazón esta pregunta. 

Pero lo que parece claro -rechazar doctrinas mundanas que favorecen conductas contrarias a las enseñanzas de Jesucristo y sus profetas- no resulta tan frecuente como sería de esperar en la vida real.

¿Por ejemplo, cuántos cristianos favorecen posturas sociales que bregan por las premisas de la ideología de género, la despenalización del aborto, el feminismo radical que  ataca iglesias y combate la cristiandad, y así sucesivamente?

Obviamente no todos. Pero las encuestas indican que son muchos más de lo que se esperaría.

Por algo Jesucristo amonestó a Sus discípulos:

"Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se apegará al uno y menospreciará al otro..."⁸

Vienen muy al caso las palabras del recientemente electo Papa León XIV:

"Hoy no faltan los contextos en los que Jesús es reducido solamente a una especie de líder carismático o de superhombre. Y esto no solo entre los no creyentes, sino también entre muchos bautizados, que terminan así viviendo en este ámbito un ateísmo de hecho...

...no son pocos los contextos en los que la fe cristiana es considerada una cosa absurda, para personas débiles, poco inteligentes...se prefieren otras seguridades como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder, el placer...

...la falta de fe trae dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de las personas en sus formas más dramáticas o la crisis de la familia".⁹

Es imperativo decidir de qué lado se está. Si del lado de Cristo, entonces es necesario "aparta(rse) de toda apariencia de mal"...

"¿Acaso echa alguna fuente por la misma abertura agua dulce y amarga?"¹⁰


(1) 2 Nefi  26:33

(2) Véanse DyC 131:1-4 y "La Familia  Una Proclamación para el Mundo"

(3) Juan 5:39

(4) Mateo 6:24

(5) Éxodo 20:3

(6) 1 Tesalonicences 5:21-22

(7) Mateo 12:30

(8) Mateo 6:24

(9) León XIV, primera homilia

(10) Santiago 3:11

Comentarios