NACEMOS, VIVIMOS, MORIMOS...
Nacemos. Vivimos. Morimos. Pero nacer no es es sólo resultado de la voluntad de unos padres que resuelven procrear un hijo. No es sólo el efecto azaroso de una relación casual o el fruto de un embarazo deseado. Nacer es la consecuencia de haber aceptado el Plan de Salvación tal cual lo definen las Escrituras. ¹ Un Plan nacido del Amor de un Padre Celestial que deseó desde siempre la inmortalidad y vida eterna de Sus hijos.² Un Plan que nos dotó de albedrío moral y, ante la transgresión inevitable de nuestros primeros padres, proveyó un Salvador y Redentor que, mediante un Sacrificio Infinito, expiara los pecados de nuestras rebeliones mediante el camino de la fe en Él y un arrepentimiento sincero. Un Plan que requirió de nuestra adhesión a pesar de que naceríamos con un velo sobre nuestra mente, olvidando nuestro estado preterrenal. NACER fue resultado de decisiones que tomamos. Vivir no es sólo respirar. Tampoco consiste exclusivamente de la búsqueda del placer o vernos libres de...