PARA NO SER MOVIDOS
Hoy me vino a la mente este pensamiento: "Necesitaríamos más de cien vidas para vivir la belleza del mundo que Dios nos entregó por amor hacia nosotros".
Con esto quiero decir que con la Tierra
llena de sus bellezas, de su infinidad de lugares, culturas, climas y paisajes
tan vastos, una vida ni muchas alcanzarían para conocer y disfrutar el gozo que
generan sus maravillas en el alma. Quien haya tenido la oportunidad de viajar y
conocer lugares remotos, entenderá lo que quiero decir.
Dios creó la Tierra y su variedad para
regocijo de Sus hijos. En Su rol organizador de este mundo, en colaboración con
"muchas de las nobles y grandes" inteligencias1 que
estaban con Él, nos regaló un hogar bello y excelso.
El salmista alabó a Dios por Su obra
exclamando:
"¡Cuán numerosas son tus obras, oh
Jehová! Las has hecho todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus
creaciones."2
Sin embargo, el corazón se compunge
cuando ve que -como afirma la escritura- después que Adán y Eva instruyeron a
su descendencia en los caminos del Señor, "Satanás vino entre ellos... y
amaron a Satanás más que a Dios. Y desde ese tiempo los hombres empezaron a ser
carnales, sensuales y diabólicos."3
Hoy en día, las circunstancias no han
cambiado. En tanto muchos hijos de Dios se esfuerzan por vivir de acuerdo con
su mejor percepción de la divina voluntad, existen hombres sobre la tierra
vueltos "carnales, sensuales y diabólicos", que por su
"naturaleza y disposición... en cuanto reciben un poco de autoridad, como
ellos suponen... com[ienzan]inmediatamente a ejercer injusto dominio"4,
promoviendo guerras y rumores de guerra, delincuencia y violencias, y toda
clase de maldades.
Más particularmente, acerca de estos
días, el Señor ha advertido que "se oirá de guerras y rumores de guerras,
y toda la tierra estará en conmoción, y desmayará el corazón de los hombres y
dirán que Cristo demora su venida hasta el fin de la tierra.
Y el amor de los hombres se enfriará, y
abundará la iniquidad"5.
No debe sorprendernos lo que está
ocurriendo en el mundo.
Es doloroso tomar conciencia de cuán
apartado está la clase poderosa del mundo del propósito para el cual fue creada
la Tierra: llevar gozo y regocijo a sus habitantes.
El futuro profetizado desde antaño
inexorablemente se cumplirá, por más que nos pese.
"Lo que yo, el Señor, he dicho, yo
lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi
palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la
voz de mis siervos, es lo mismo."6
Por tanto, se nos insta a
"permanecer en lugares santos"7 para "resistir en el
día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes"8.
Para "se(r) de buen ánimo, pues, y
no tem(er)"9.
Para "no (ser) movidos"10.
Para estar firmemente aferrados a la
palabra de Dios y "no (perecer) jamás; ni [que] (n)os ven(zan) las
tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegar(nos) y
llevar(nos) hasta la destrucción"11.
Ante los sucesos del presente que
sacuden los cimientos de las naciones, y privan a los hombres de la paz que
Dios desea para Sus hijos; y ante los tiempos peligrosos que han de sobrevenir,
sólo la confianza en Dios y Su plan, en nuestro Salvador y Redentor, y en la
guía imponderable del Espíritu Santo, nos pueden llevar a puerto seguro a
través de las tormentosas aguas de un mundo que "gime bajo la obscuridad y
la servidumbre del pecado"12.
(1) Abraham 3:22
(2) Salmos 104:24
(3) Moisés 5:13
(4) Doctrina y Convenios 121:39
(5) Doctrina y Convenios 45:26-27
(6) Doctrina y Convenios 1:38
(7) Doctrina y Convenios 101:32
(8) Efesios 6:13
(9) Doctrina y Convenios 68:6
(10) 2Timoteo 4:7
(11) 1 Nefi 15:24
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