"TODO" ES TODO

Existe una palabra muy significativa en las Escrituras. El vocablo TODO aparece muchas veces en los libros canónicos, en todas sus variantes posibles.

Algunas veces forma parte de un mensaje donde tiene un peso relativo pero, en otras, constituye una parte sustancial de los versículos que la cobijan.

Por ejemplo, en Mateo 22:37 se nos manda "amar a Dios con TODO [nuestro] corazón, y con TODA [nuestra] alma y con TODA [nuestra] mente", lo cual no deja lugar a dudas que no debemos retacear ninguna parte de nosotros mismos, por mínima que sea, del servicio y dedicación a Dios.

El vocablo "TODO" es absoluto. Abarca cuanto aspecto, esencia, parte constituyente o elemento existe en la esfera de acción a la que se encuentra el vocablo asociado.

La razón nos enfrenta a una realidad incontrastable: el todo siempre incluye las partes, sin excepción alguna.

Comprender el alcance del vocablo "TODO" permite que encausemos nuestra relación con Dios, y nuestra comprensión de Su plan desde una perspectiva más amplia.

En el Libro de Mormón leemos que Lehi enseñó a sus hijos que "existe una oposición en TODAS las cosas"1. De manera que las pruebas son parte de Su plan, y cuando la escritura dice que existe oposición en "TODAS " las cosas, no nos deja a ninguno de nosotros fuera del juego, (es decir, sin sufrir pruebas) por más que nos esforcemos en hacer bien nuestra parte.

Cuando Jesús pasó 40 días en el desierto, fue luego tentado por el adversario. Es significativo que la escritura dice que "cuando el diablo hubo acabado TODA tentación, se alejó de él por un tiempo".2

Seguramente es incomprensible para nosotros cómo Jesús pudo ser tentado por el adversario de esa manera, pero no caben dudas en cuanto al ímpetu con que el enemigo de toda verdad se esforzó por impedir la obra a la cual nuestro Señor había sido preordinado.

Cuando Pablo aconsejó a los santos :"Examinadlo TODO; retened lo bueno"3, seguramente tenía en mente que en nuestra batalla contra las tinieblas, nunca deberíamos distraer nuestra atención sobre lo que nos rodease -fuere material o espiritual- para no ser sorprendidos " [como] niños fluctuantes, llevados por doquiera de TODO viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia las artimañas del error"4.

La importancia del nuevo y sempiterno convenio del matrimonio no sólo se manifiesta en los primeros versículos de la sección 131 de Doctrina y Convenios, sino también en el siguiente versículo que enseña el lugar que debe ocupar nuestro cónyuge en nuestra vida:

"Amarás a tu esposa con TODO tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra."5

Aun a pesar de advertirnos de las oposición en TODAS las cosas, también se nos dispensa en el siguiente versículo consuelo para nuestras almas e impulso para perseverar:

"Escudriñad diligentemente, orad siempre, sed creyentes, y TODAS las cosas obrarán juntamente para vuestro bien, si andáis en la rectitud y recordáis el convenio que habéis hecho el uno con el otro." 6

Estos pocos ejemplos nos bastan para aprender la importancia de prestar la debida atención a las palabras de las Escrituras, y comprometernos íntegramente en vivirlas en su plenitud, con la invalorable ayuda de la gracia de Dios.

Particularmente, la palabra "TODO" y sus variantes, en su completa extensión.

(1) 2 Nefi 2:11

(2) Lucas 4:13

(3) 1 Tesalonicenses 5:21

(4) Efesios 4:14

(5) Doctrina y Convenios 42:22

(6) Doctrina y Convenios 90:24

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