TESOROS OCULTOS EN LA BIBLIA (II)

Los saduceos constituían una secta, dentro de la religión judía en tiempos de Jesús, que no creían en la resurrección.

Por ello, y muchos otras razones, eran enemigos declarados del Maestro.

Con el fin de tentarlo recurrieron a lo que se conoce en lógica como el "método de reducción al absurdo". 

Consiste en dar por verdadero lo que se quiere negar, y desarrollar en base a esa presunción, un razonamiento que lleve a una conclusión errónea o sin salida.

Fue por eso que plantearon al Salvador un caso muy bizarro, pero que no podía tildarse de improbable.

"Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin hijos, su hermano se casará con su esposa y levantará descendencia a su hermano. 

Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; y el primero se casó y murió; y no teniendo descendencia, dejó su esposa a su hermano. 

De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. 

Y después de todos, murió también la mujer. 

En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella esposa?, porque todos la tuvieron."¹

Asumiendo que sí existía la resurrección, plantearon una pregunta que, cualquiera fuera la respuesta que esperaban, implicaría una injusticia y una resultado ilógico del principio que enseñó Moisés.

La respuesta de Jesús fue tajante:

"Los hijos de este mundo se casan y se dan en casamiento; 

pero los que fueren considerados dignos de alcanzar aquel mundo y de la resurrección de entre los muertos, no se casan ni se dan en casamiento. 

Porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección."²

De este relato se puede extraer un aspecto sobresaliente: la doctrina del matrimonio eterno era conocida y enseñada entre los judíos ( excepto entre los saduceos, claro está). 

O sea que, la propia Biblia, en el Nuevo Testamento, testifica de que el matrimonio eterno -es decir el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio celestial, como se le llama en la revelación moderna- ya formaba parte de la doctrina judeocristiana de la época de Jesús, basada en la ley de Moisés. 

Esta es una verdad que ha estado velada de la vista resto del mundo cristiano por milenios, a pasar de su clara transparencia.

El Presidente Joseph Fielding Smith lo explica de esta manera:

"El solo hecho de que ellos [los saduceos] hicieron la pregunta indica que la doctrina del matrimonio por la eternidad era enseñada y aceptada por aquellos que no eran de su fe, de otra manera nunca le hubieran hecho la pregunta al Salvador."³

Tendremos oportunidad de analizar a respuesta de Jesús a los saduceos en el próximo artículo. Allí también descubriremos asombrosas revelaciones de la Biblia que también sostienen la doctrina contenida en las revelaciones modernas.

(1) Mateo 22:24-28

(2) Lucas 20:34-36

(3) Presidente Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, tomo 4

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