TESOROS OCULTOS EN LA BIBLIA (I)

En la Biblia encontramos tesoros ocultos. Tesoros que se abren a nuestra visión por la ministracion del Espíritu Santo, y porque basta usar nuestro sentido común y el razonamiento con el que Dios nos ha dotado para desentrañarlos.

La restauración de la Iglesia de Jesucristo, en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, dio inicio con un acontecimiento extraordinario y sorprendente: la Primera Visión.

En ese hecho tan singular, el Profeta José Smith aprendió principios y realidades que cambiaron, de ahí en más y para siempre, la relación del hombre con la Divinidad.

Entre los conocimientos sorprendentes que José Smith adquirió, figura el de las personalidades de Dios el Padre y de su Hijo Jesucristo. 

El Profeta pudo aprender de esa experiencia que tanto el Padre como el Hijo, no sólo son personajes distintos, sino que son también hombres a semejanza de nosotros, pero con  cuerpos glorificados acorde a su condición de seres exaltados.

Este conocimiento se había perdido a través de siglos de apostasía, y la Primera Visión volvía a restablecerlo entre los hijos de Dios.

Más adelante, José Smith enseñaría que "¡Dios una vez fue como nosotros ahora; es un hombre glorificado, y está sentado sobre Su trono allá en los cielos! Ése es el gran secreto...

Siempre he declarado que Dios es un Personaje distinto, que Jesucristo es un Personaje aparte y distinto de Dios el Padre, y que el Espíritu Santo es otro Personaje distinto, y es espíritu; y estos tres constituyen tres Personajes distintos y tres Dioses..."¹.

Y el Presidente Lorenzo Snow volvió a reafirmar este concepto al declarar:

"Como es el hombre, Dios antes era; como es Dios, el hombre puede ser."²

En las Sagradas Escrituras, recopiladas en lo que hoy conocemos como la Biblia, existen varios pasajes que están en armonía con este conocimiento: el de un Padre Celestial revestido de carne y huesos, pero poseedor de un cuerpo glorificado y exaltado.

Esas escrituras son tesoros escondidos en la Biblia. Son verdades que sólo se revelan a quienes -como decía Jesús- tienen oídos para oír y ojos para ver.

Existen muchos versículos que, dentro de ese contexto, permiten una interpretación, sobre la naturaleza de nuestro Padre Celestial, en concordancia con las enseñanzas del Profeta José Smith.

"Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza..."³ (uso del plural, el hombre creado a semejanza e imagen de Dios).

"Y caminó Enoc con Dios después que engendró a Matusalén trescientos años, y engendró hijos e hijas."⁴ (Enoc y Dios caminaron juntos).

"Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su prójimo..."⁵ (cara a cara como un hombre habla con otro).

En el Nuevo Testamento, cuando Felipe le pide a Jesús que les muestre al Padre que le envió (lo cual demuestra que entendían que Jesús y el Padre eran personajes separados) el Salvador responde: 

"Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre..."⁶ (con lo cual daba a entender que si vieran al Padre, lo verían como a Él: en la imagen de un hombe).

Estos son algunos ejemplos, no todos, que aparecen en la Biblia. 

Otro notable pasaje es la oración intercesora que Jesús pronuncia antes de pasar por Su sacrificio expiatorio⁷. ¿Es razonable que se esté hablando a sí mismo? (Con lo cual confirmamos la naturaleza separada del Salvador y su Padre).

Pero es un hecho sobresaliente cuando Jesús disputa con los fariseos quienes le acusan de sólo dar testimonio de sí mismo, y por lo tanto, invalidan con ese argumento el testimonio que da.

Es interesante la respuesta de que les devuelve Jesús utilizando la propia ley de Moisés que tanto seguían los fariseos con un cumplimiento rayano en el fanatismo:

"...en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.

Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí."⁸

En su respuesta, el Salvador se vale de la propia ley de Moisés, que requería al menos del testimonio de dos "hombres" para establecer toda verdad.

Uno de esos hombres era el propio Jesús, que estaba frente a ellos.

El testimonio del "otro hombre" que Jesús alega tener a Su favor. es el del propio Padre Celestial.

Los fariseos dieron por sobreententido que Jesús estaba testificando que el Padre, el segundo testigo, también era un hombre  (naturalmente, glorificado por Su condición divina) y, por ende, le pidieron que se los presentara. 

"Y le dijeron: ¿Dónde está tu Padre?..."⁷

Este diálogo de Jesús con los fariseos es verdaderamente un tesoro oculto de la Biblia que corrobora el testimonio de José Smith respecto de la naturaleza real de nuestro Padre Celestial -que es un hombre glorificado- más allá de toda interpretación que el resto del mundo cristiano quiera darle a la doctrina bíblica.


(1) Historia of the Church, 6:303-305,308; 6:474

(2) En Eliza R. Snow, Biography and Family Récord of Lorenzo Snow,1884, página 46. 

(3) Génesis 1:26

(4) Génesis 5:22

(5) Éxodo 33:11

(6) Juan 14:9

(7) Ver Juan 17

(8) Juan 8:17-18

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