¿CÓMO, PUES, COMBATIREMOS LA IGNORANCIA?

"Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros que con un necio en su necedad."¹

El uso del término necio parece muy duro. Cotidianamente, se lo usa en un tono despectivo. Pero, en su origen², denota una debilidad de carácter en la cual nadie está exento de caer. 

Todos podemos manifestar, en algún momento o en determinadas circunstancias, actitudes que pudieran calificarse de necias. 

Quien no lo crea así, que "sea el primero en arrojar la piedra".³

El diccionario de la Real Academia Española define el término necio de la siguiente manera:

1. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber.

2. Imprudente o falto de razón.

3. Terco y porfiado en lo que hace o dice.

En todos los casos existe un sentido de peligro en la definición. Peligro, por las consecuencias que la conducta necia puede acarrear.

Quien actúa con necedad no utiliza la razón ni se ciñe a las normas que la experiencia aconseja, sino que, antes, se conduce por los impulsos que desde su interior lo arrojan hacia una acción (o inacción) que lo perjudican a él o a la sociedad.

Existe hoy un empuje de necedad generalizada en el mundo, fruto de que el hombre contemporáneo no busca -en general- la verdad a través del don del razonamiento ni de la inspiración que viene de Dios.

Se ha alejado de esas fuentes. En su soberbia o ignorancia, cree ser dueño de la verdad, una verdad que piensa que subyace dentro de su ser.

Por tanto, vive mirarándose en el espejo del vacío espiritual que carga dentro de sí.

Las consecuencias resultan claras a la luz de los cambios y el nivel de intolerancia que se observan en la cultura contemporánea, gestando los antivalores⁴ que prevalecen hoy en día en la sociedad occidental.

El necio es, ante todo, autoperceptivo, y sólo cree en lo que quiere creer, motivado por lo que siente antes que por los datos objetivos de la realidad que le rodea.

Seguramente por ello, el autor de Proverbios también sentenció:

"Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento sea grato a tu alma,

la discreción te guardará; te protegerá el conocimiento, 

para librarte del camino del mal, del hombre que habla perversidades, 

de los que abandonan las sendas rectas, para andar por caminos tenebrosos, 

que se alegran haciendo el mal, y se deleitan en las perversidades del mal, 

cuyas veredas son torcidas, y se extravían en sus caminos.'⁵

"Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieras, adquiere entendimiento."⁶

En otras palabras, "es imposible que el hombre se salve en la ignorancia"⁷.

¿Cómo, pues, combatiremos la ignorancia, los relatos que nos quieren endosar, las verdades a medias que buscan justificar la mentira, y las mentiras mismas que vienen a mosotros como lobos rapaces disfrazados de mansas ovejas?

"(Y) por cuanto no todos tienen fe [o pueden ser engañados aun en su buena fe], buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe..."⁸

"Y os mando que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino. 

Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender; 

de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos, a fin de que estéis preparados en todas las cosas..."⁹

 En esta batalla cultural y espiritual que se está librando en el mundo, conocer con qué estamos lidiando es asegurar la mitad de la victoria.


(1) Proverbios 17:12

(2) La palabra necio proviene del latín y está relacionado con el verbo "nescire", que significa no saber.

(3) Juan 8:7

(4) Lógicamente hablamos de antivalores vistos desde un punto de vista cristiano. 

(5) Proverbios 2:10-15

(6) Proverbios 4:7

(7) Doctrina y Convenios 131:4

(8) Doctrina y Convenios 109:7

(9) Doctrina y Convenios 88: 77-80

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