LOS VERDADEROS HÉROES

Egoísmo, rebeldía, ansias de poder y extendida ignorancia en cuanto al ejercicio del amor, es la tormenta perfecta para sembrar dolor, muerte y desesperación en la existencia humana.

Para muchos, la vida es una dura escuela. Lamentablemente no aprenden de otra manera que sufriendo de sus penosas aflicciones.

Mirando la Historia, la gloria entre los hombres exalta las cualidades cristianas -dignas de la mejor ética humana- las menos de las veces.

La historia de la humanidad está plagada de héroes caracterizados por sus conquistas en la guerra, en la política, en ejercicio del poder, en la creación de imperios fundados en la sangre de hijos de Dios, turbados por la ira, la lealtad a causas mundanas o aun por causas religiosas basadas en erróneas interpretaciones, diferencias doctrinales o superchería sacerdotal.

Si miramos el pasado - aun el presente- veremos que una parte sustancial de los obradores de mal  han provenido de familias disfuncionales o destruidas emocionalmente, han cultivado la adoración de credos que exaltaban la supremacía de un pueblo sobre otros, profesaban el amor desmedido hacia las riquezas y el poder, poseían mentes enfermas que se deleitaban en el sufrimiento ajeno o perseguían ideales espurios en provecho propio, lisonjeando a sus respectivos pueblos.

No es este el lugar para mencionar algunos de los héroes que los libros de historia contienen, que se han destacado por su hazañas en guerras y rumores de guerras, causando gran mortandad entre los hombres.

Ellos y sus secuaces han causado mucho dolor en el mundo, para regocijo del adversario de toda verdad.

En tiempos modernos, se suma el consumismo asociado a la industria del entretenimiento, en sus variadas formas, la fama -otra cara de la gloria- asociándose a lo que el autor del Eclesistés, sin duda, llamaría vanidad.

Hoy en día, la defensa de las posverdades, lo políticamente correcto cimentado en falacias, y la veneración de ideales que exaltan la soberbia humana, se reproducen e hipnotizan a multitudes radicales y a grandes masas dóciles a la manipulación.

Pero la verdadera grandeza, las excelsas singularidades asociadas a las artes, la  tecnología y creaciones  intelectuales dignas de emular, no se encuentran en las guerras, en el campo de las riquezas materiales, el poder, la politica o la fama, sino en las vidas anónimas de los verdaderos héroes que inician cada día buscando hacer el bien, sin discriminar, brindando servicio desinteresado al necesitado, sacrificando su tiempo en hacer feliz la vida de su prójimo, sin buscar otra recompensa que saber y sentir que aman: que aman la vida, que aman al prójimo, que aman una quimera que para ellos no es quimera, y que muchos llaman Dios.

Héroes anónimos, pero héroes al fin. Entre ellos, héroes embarcados en vivir la verdad, en buscar la plenitud de las promesas de Dios, "tom(ando) toda la armadura de Dios, para que [puedan] resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Est(ando) pues firmes, ceñidos [sus] lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia. Y calzados los pies con la preparación del evangelio de paz; sobre todo, tom(ando) el escudo de la fe, con el que [pueden] apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tom(ando) el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu..."¹ 

A quienes niegan la eficacia de las enseñanzas de Jesús, cabe preguntar: ¿qué otro camino ofrecen cuyos frutos resulten en el amor incondicional que esas enseñanzas promueven?

Hay un sólo camino, una sola verdad y una sola vida que lleva a la felicidad que permanece para siempre, y a la convicción de la eternidad de la existencia humana: Jesús.

Porque "(a)ncha es la puerta y espacioso el camino que lleva a las muertes, y muchos son los que entran por ella, porque no me reciben, ni tampoco cumplen mi ley".²

¿Acaso alguien puede prometer (y cumplir) lo que Jesús dijo a Sus discípulos?

"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da...³ 

....confiad; yo he vencido al mundo."⁴ 

Por eso, "(bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios."⁵


(1) Efesios 6:14-18

(2)  Doctrina y Convenios 132:22

(3) Juan 14:27

(4) Juan 16:33

(5) Mateo 5:9

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