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Mostrando entradas de octubre, 2025

PIENSO... ¿LUEGO EXISTO?

Existe un hecho innegable. El hombre, por sí mismo, nunca descubrirá ni el propósito de Su existencia ni su causa. Por más avance del conocimiento científico que se alcance, no podrá más que conjeturar acerca de esas cuestiones tan trascendentes e inalcanzables, con los recursos y capacidad de que dispone. Podrá elaborar teorías al respecto que calmen su sed de investigación y, tal vez, su orgullo por creerse amo del Universo. Pero ¿acaso podrá postular ingenuamente que lo que existe -y en lo cual está inmerso- se creó de la nada? ¿Podrá imaginar un Big Bang de materia "eterna" que en un momento caprichoso decide evolucionar, originando un complejo desarrollo  injustificable que, a partir de un fenómeno azaroso, empieza por unir elementos materiales hasta convertirlos en vida por leyes surgidas de quién sabe dónde, pasando por microorganismos que terminan constituyéndose en el hombre actual, sin dejar de pasar por etapas "neandertaleras" y similares, como Stanley Ku...

¿ES DIOS UN DIOS MUDO?

¿Qué sentido tiene creer en un Dios mudo? ¿Un Dios que, después de Su Creación y algunos milenios más tarde, ha dejado de comunicarse con la Humanidad, su mayor creación? ¿Qué sentido tiene afirmar que una colección de escritos de Sus profetas, que se terminó de compilar a lo largo de siglos de silencio y controversia, hace ya casi dos milenios, es el canón completo de Su voluntad y Él ya no tiene más que decir a una Humanidad que se debate, infructuosamente en muchos casos, entre el Bien y el Mal? ¿Qué sentido tiene que existan miles de opciones para seguir a ese Dios según la interpretación que se le dé a lo que ha quedado a disposición de nosotros: Sus palabras y voluntad después de milenios en los que los Cielos parecen haber callado? ¿Qué sentido tiene que Pedro, cabeza de los Apóstoles elegidos por el propio Señor Jesucristo, haya afirmado "que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca fue dada por voluntad humana, sino que los s...