EL PRINCIPIO DE LA SELECTIVIDAD

En el capítulo 10 del Evangelio de Lucas, se cuenta de la visita de Jesús a la casa de dos hermanas, María y Marta:

"Y aconteció que, prosiguiendo ellos su camino, Jesús entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 

Y esta tenía una hermana que se llamaba María, la que, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 

Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres; y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 

Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 

Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada."¹

En el relato subyacen varias enseñanzas, entre ellas, la jerarquización que debemos otorgarle a las distintas actividades que desarrollamos en nuestro día a día.

Jesús resalta la importancia de procurar escuchar la palabra de Dios por encima de toda actividad humana, sin  restarle valor, evidentemente, a nuestros compromisos del diario vivir.

Pero el principio que subyace en Su enseñanza es el principio de la selectividad.

¿Qué significa esto?

Empecemos por reconocer que la administración correcta de nuestro tiempo es esencial para nuestro progreso. El tiempo es nuestra vida. No es un recurso inagotable, no tiene la capacidad de ser ahorrado sino que transcurre inexorablemente más allá de nuestra voluntad. De no mediar imprevistos o errores de nuestra parte que terminen abruptamente nuestra tiempo acortando nuestra vida terrenal, lo cierto es que ese tiempo en algún momento se nos terminará, y nos veremos obligados a enfrentar el fin de nuestro pasaje terrenal.

Estas consideraciones resaltan la importancia trascendental de utilizar nuestro tiempo con esmero prudencial. 

Las Escrituras testifican que "

...esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra."²

"Porque nuestras palabras nos condenarán, sí, todas nuestras obras nos condenarán; no nos hallaremos sin mancha, y nuestros pensamientos también nos condenarán"³, si somos descuidados con lo que decimos, hacemos y pensamos. 

Lo contrario también es cierto. Nuestras palabras, obras y pensamientos nos podrán redimir por la Expiación de Cristo si fundimos nuestra voluntad en Su voluntad.

Esto nos lleva a ser SELECTIVOS  con nuestras palabras, obras y pensamientos. Dicho de otra manera: debemos ser SELECTIVOS con el uso de nuestro tiempo y emplearlo en progresar hacia la exaltación y vida eterna, antes que alejarnos de ella perdiendo nuestro tiempo, energías y talentos en obras, pensamientos y palabras vanas.

Pues, como afirmó el autor de Eclesiastés: "El fin de todo este asunto que has oído es este: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre".⁴

En esto consiste en principio de la selectividad: en el uso sabio de nuestro tiempo, energías y talentos.

¿En qué clase de entretenimientos participamos y cuánto tiempo le dedicamos?

¿Qué lugar ocupan las redes sociales en nuesyea vida y qué uso le damos?

¿Cuánto tiempo le dedicamos a nuestro celular y cuánto  tiempo a escudriñar las Escrituras y leer buenos libros?

¿Tenemos equilibrio entre el descanso, el trabajo y el entretenimiento?

¿Qué clase de música escuchamos? ¿La escucharíamos delante de Cristo?

¿Cuánto tiempo dedicamos a ver streaming y qué clase de películas vemos? ¿Nos alejan del Espíritu Santo?

¿Cuánto tiempo dedicamos a prepararnos temporal y espiritualmente para "vencer al mundo"⁵ como nos exhorta el presidente Russell M. Nelson?

¿Durante cuánto tiempo al día "pensamos celestial(mente)"⁶?

¿Cuánto tiempo dedicamos a nuestra familia y seres queridos? ¿Cuánto al trabajo o nuestros hábitos predilectos?

Estas y otras preguntas deben formar parte de nuestra evaluación diaria para determinar hasta dónde aplicamos adecuadamente el principio de la selectividad en nuestras vidas.

Hacer un hábito de esa evaluación, y usar ese principio como herramienta para nuestro progreso es crucial para determinar "cómo, dónde y con quién qu(eremos) vivir... para siempre".⁷


(1) Lucas 10:38-42

(2) Alma 34:3

(3) Alma 12:14

(4) Eclesiastés 12:13

(5) Vencer al Mundo y Hallar Descanso, Conf. Gral. octubre 2022

(6) Presidente Russell M. Nelson, Piensen de Manera Celestial, Conf. Gral. octubre 2023

(7) íbid.

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