ESPÍRITU vs. EMOCIÓN

Buena porción de la sociedad occidental se define como cristiana. Sean católicos, protestantes o de cualquier otro credo cristiano, todos se consideran discípulos de Jesucristo y de Sus Enseñanzas.

Dejando de lado los matices de interpretación de la doctrina que las diferencian -aunque no en lo básico- también cierto que , en mayor o menor grado, aceptan que Dios inspira a Sus hijos a través del Espíritu Santo, miembro de la Trinidad que da testimonio del Padre y del Hijo y de la Verdad.

Ciertamente la inspiración que se recibe de Dios a través del Espíritu Santo no pasa por un proceso exclusivamente racional sino más bien por una certeza que anida en el corazón y se expande hasta la mente, proveyendo esa convicción que se acostumbra a llamar fe y que Pablo define como "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"¹.

Alma complementa este concepto diciendo: "Y ahora bien, como decía concerniente a la fe: La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas."²

De manera que el conocimiento de la Verdad que trasciende los sentidos físicos -y no todo lo que creemos percibir fisicamente necesariamente es verdad, puesto que nuestras imperfecciones naturales también engañan a veces nuestros sentidos fisicos-  puede percibirse por medio del testimonio del Espíritu Santo si somos capaces de desarrollar apropiadamente nuestra naturaleza espiritual.  Así logramos una certeza acerca de cosas que son verdaderas pero inalcanzables  por nuestra dimensión material.

Otra cosa distinta es lo que se conoce como el emotivismo. Éste "puede resumirse en la idea de que un juicio moral es tan solo la expresión de una emoción, un sentimiento, una intención o una norma del hablante (Harman, 1996). En palabras de MacIntyre, el emotivismo moral es:la doctrina según la cual los juicios de valor, y más específicamente los juicios morales, no son nada más que expresiones de preferencias, expresiones de actitudes o sentimientos, en la medida en que estos poseen un carácter moral o valorativo (2001, p. 26)"³

El emotivismo está enraizado en la cultura predominante en nuestras sociedades occidentales, con su promoción de la autopercepción, la crisis de identidad generada por la ideología de género , el wokismo, etc.

Lo peor ese emotivismo aleja al hombre de la Verdad. En esa cultura posmodera el relato mata a la ciencia, la posverdad mata a la biología y el hedonismo mata a la moral.

A su vez aleja al hombre de la espiritualidad que Dios ofrece como un don a Sus hijos para superar sus debilidades y acceder a una brújula moral, ética, religiosa, científica y hasta política. Puesto que si uno se fundamenta en las ciencias y en la libertad como valor supremo, aún ello es percibido 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘶𝘦𝘴𝘵𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘧𝘦 a la luz del emotivismo que predomina en nuestras sociedades.

Finalmente reparemos en el hecho de que si el hombre pierde acceso a la Verdad , ¿a que queda expuesto?

La respuesta es clara: a la ignorancia que la hace fácil presa de la mentira, esa arma que caracteriza a quien es enemigo de la felicidad del hombre y también a quienes apoyan su obra . Pues esta es la otra verdad que se ha relativizado aun entre amplios sectores de la cristiandad: el protagonismo de Satanás en los males que asoman al mundo; ese ser que "busca que todos los hombres sean miserables como él"⁴.

Asi pues él hombre tiene ante sí la disyuntiva de creer en relatos fabricados para leudar su miseria (por más populares y lisonjeras que sean), hábilmente generadas por fuerzas que buscan poder y buscan coartar su libertad, o la de aprender a reconocer la guía del Espiritu Santo, proceso que necesita de un aprendizaje fruto de la humildad y el sincero deseo de buscar la Verdad en Dios.

Espiritualidad versus emotivismo. Ciencia versus autopercepción. Biología versus ideología de género. Tolerancia versus cancelación.  Felicidad versus miseria.

Se trata de una batalla cultural y espiritual que no podemos evitar porque nos envuelve y sólo la Verdad nos libera de sucumbir ante la mentira.


(1) Hebreos 11:1

(2) Alma 32:21

(3) Juan Carlos Marulanda Hernández, "El emotivismo y su influencia en las teorías contemporáneas del desarrollo moral", Polisemia No. 13, 76 - 85. El emotivismo y su influencia en las teorías contemporáneas del desarrollo moral. Bogotá, ISSN: 1900-4648. Enero - junio de 2012

(4) 2 Nefi 2:27


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