LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

¿Qué es la verdad?
Esta es, sin duda, una pregunta trascendental. Al hacerla, damos por sentado que existe. Algunos dudan que exista, pues adhieren a la comodidad del relativismo, que lleva a postular que, no existiendo la verdad absoluta o la imposibilidad humana de hallarla, cada cual tiene derecho a formular la suya propia. A creer lo que desee.
Desde luego que entre el relativismo moral y aceptar que el fin justifica los medios, dista tan sólo un paso casi imperceptible.
Pero aun aceptando que la verdad independiente de toda persona que haya existido, exista o vaya a existir, es una realidad en sí misma, el problema consecuente es dónde encontrarla.
Por si todo esto no resultase en un problema mayúsculo que ha causado no pocos dolores de cabeza a la Humanidad -por no decir contenciones, sufrimiento y enormes injusticias- ahora se viene a sumar el surgimiento de la inteligencia artificial (IA).
No se trata de un desafío futuro. La IA es presente y futuro incierto. Tanto en sus consecuencias - que seguramente serán positivas o negativas, según el uso que se le dé- como en los problemas éticos que involucra.
Es que con la IA es posible no solo crear soluciones a desafíos científicos y tecnológicos, facilitar la vida de los humanos a través de sus múltiples posibilidades informáticas, producir arte en cualquiera de sus manifestaciones que esté a la altura de lo que nosotros cómo humanos podemos lograr, sino que es posible engañar con ella los sentidos y la razón al punto de hacernos creer que la artificialidad de su producción es verdad simple y pura.
Quien jamás redactó un informe en su vida podrá crear literatura al nivel de un premio Nobel, el fotógrafo aficionado fotos que ganen premios internacionales, quien no sabe de programación escribir software de calidad o virus informáticos imbatibles, el que jamás estudió música componer obras espectaculares copiando estilos que desee, el estudiante perezoso o limitado podrá alcanzar un rendimiento insospechado utilizándola en lugar de hacer el esfuerzo de progresar por sus propios medios, y así sucesivamente. Todo esto ya está ocurriendo o se vislumbra a cortisimo plazo.
Tal es así que un grupo de intelectuales, científicos y desarrolladores ya han solicitado que , por lo menos durante seis meses se suspenda el entrenamiento de los sistemas de IA más potentes (entre otros, Elon Musk; el cofundador de Apple, Steve Wozniak; el historiador Yuval Harari y el físico y biólogo molecular John Hopfield).
Es que hay que plantearse todo el trasfondo ético que el uso de la IA implica y cómo asegurar la transparencia necesaria para que la mentira no se transforme en mentira irreconocible disfrazada de incuestionable verdad.
Este es el meollo del nuevo desafío que la Humanidad tiene entre manos.
¿Es mala la IA? ¿Es buena? Ya dijimos que depende del uso que se le dé. En el pasado surgió la energía nuclear y produjo bombas atómicas y tratamientos pada curar el cáncer.
Lo que suceda no va a depender de lo que individualmente cada uno de nosotros crea o haga al respecto. La Historia es la fusión de las voluntades conjuntadas de todas las personas sobre el planeta, algunos más influyentes que otros.
Pero cada uno de nosotros debe tener en claro los principios que rigen su vida.
Para quien cree que sí existe la verdad absoluta, que tiene testimonio que se halla en Dios, revelada a través de Sus profetas, registrada en las Sagradas Escrituras y la certeza obtenida a través de la revelación personal de su Espiritu, queda patente que:
- "...la verdad es el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser..."¹
- "...todo lo que es bueno viene de Dios..."²
- "... bendito eres por lo que has hecho; porque me has consultado, y he aquí, cuantas veces lo has hecho, has recibido instrucción de mi Espíritu..."³
De manera que el advenimiento de la IA no es desconocido para Dios. ¿Çómo lo sería si todo lo bueno proviene de Él?
Pero ha de usarse sabiamente, conforme a Sus designios. Es una dádiva generosa con la cual inspiró a progresar a la Humanidad , preparando el segundo Advenimiento de su Hijo, para acelerar la obra de Salvación tanto desde este lado del velo como del otro.
Debemos estar agradecidos por este don de la IA, pero al usarlo, hagamos lo según Su voluntad y mandamientos.
La promesa es firme:
"Si haces lo bueno, sí, y te conservas fiel hasta el fin, serás salvo en el reino de Dios, que es el máximo de todos los dones de Dios; porque no hay don más grande que el de la salvación."⁴
(1) Doctrina y Convenios 92:24
(2) Moroni 7:10
(3) Doctrina y Convenios 6:14
(9 ) Juan 14:21

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