LA LLAVE A LA VIDA ETERNA

En artículos anteriores , he resaltado la importancia de buscar que nuestra voluntad sea absorbida en la voluntad del Padre, como camino para llegar a la unidad con Él. Un camino del que el propio Jesucristo testificó : que era precisamente Él -ejemplo de unidad con el Padre- el que llevaba al unico Dios verdadero.

Me gustaria agregar algunos pensamientos adicionales al respecto.
En varias oportunidades Jesucristo declaró ser uno con Él Padre:
"Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado, y he glorificado al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio...
y yo soy en el Padre, y el Padre en mí, y el Padre y yo somos uno."¹
Explicó que esa unidad deviene del hecho de que fundió Su voluntad en la de su Padre:
"Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que a él le agrada"².
Tanto fue así, que mucho antes de Su ministerio terrenal, Abinadí testificó sobre ese sagrado propósito del ministerio del Salvador de esta forma:
"Sí, aun de este modo será llevado, crucificado y muerto, la carne quedando sujeta hasta la muerte, la voluntad del Hijo siendo absorbida en la voluntad del Padre."³
Cuando pensamos en la oración bautismal, debemos tener presente el origen del término "bautizar". Viene del latín tardío baptizāre, y este del griego βαπτίζειν baptízei, propiamente 'sumergir'.⁴
De manera que, al bautizar a una persona por inmersión, el significado de la oración asociada a esa ordenanza se entiende como "... yo te sumerjo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo..."
Se nos enseña acertadamente que el bautismo es una forma simbólica de sepultar nuestra vida anterior mediante el arrepentimiento y la fe en Jesucristo, saliendo del agua a una nueva vida donde nuestros pecados anteriores han sido borrados y perdonados.
Pero el bautismo -teniendo en cuenta el concepto de "sumergir en el nombre de...- adquiere otro significado adicional.
El acto de sumergir en el agua un objeto o persona simboliza su fusión con el agua, al punto que, una vez sumergido, parece desaparecer y volverse parte de la masa líquida en la que fue sumergido.
¿Acaso el bautismo no es como simbolizar que la persona sumergida en el agua (en el nombre de...) manifiesta su deseo de que su voluntad sea absorbida en la voluntad de quien su nombre se menciona en la ordenanza?
De esta manera, la ordenanza del bautismo también representa el deseo e intención de la persona bautizada de permitir que "[su] voluntad ... s(ea) absorbida en la voluntad del Padre"³, y del Hijo y del Espíritu Santo, "que son un Dios"⁵.
Ya desde el inicio de nuestra vida como discípulos de Cristo, al recibir la ordenanza del bautismo, se nos muestra que el camino a la exaltación, la llave que abre la puerta a la vida eterna, es la unidad completa con la Deidad.
(1) 3 Nefi 11:11, 27
(2) Juan 8:29
(3) Mosíah 15:7
(4) Diccionario de la Real Academia Española (RAE)
(5) 2 Nefi 31:21

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