CUESTION DE SINCERIDAD Y VERDADERA INTENCIÓN

Boyd K. Packer dijo en cierta ocasión, refiriéndose a la producción artística y la naturaleza de la música producida en estos tiempos:

"Siempre han existido aquellos que toman las cosas hermosas y las corrompen. Ha sucedido así con la naturaleza, también con la literatura, con el drama, con las artes y con certeza ha sucedido con la música. Por siglos ha sido obvio que cuando se escribe una letra inmodesta para una música atractiva, la canción puede desviar el pensamiento de los hombres; y la música en sí, según la forma en que se toque, por su ritmo, por su intensidad, puede opacar la sensibilidad espiritual.

Vivimos en una época en la que la sociedad atraviesa un cambio sutil, pero poderoso. Se está volviendo cada vez más permisiva en aquellas cosas que acepta como modo de entretenimiento."1

Estas palabras pueden extenderse a unos de los aspectos más trascendentales de la vida humana: la religión. La religión es el vehículo mediante el cual el hombre busca respuesta a las preguntas más intrigantes de la vida, como ser: ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué pasará después de mi muerte?

Infinidad de respuestas se han dado a estas preguntas, desde el fetichismo al ateísmo materialista, pasando por diversos credos y dogmas religiosos y seculares, incluyendo el panteísmo y el agnosticismo.

La búsqueda de la verdad es algo noble, pero como señala Boyd K. Packer, "siempre han existido aquellos que toman las cosas hermosas y las corrompen...[y] vivimos en una época en la que la sociedad atraviesa un cambio sutil, pero poderoso."

Parte de ese cambio ha sido el darle la espalda a la búsqueda de Dios y a alcanzar un propósito eterno en la vida.

La religión es motivo de burla en muchas esferas, desprecio y ataque, incluyendo la existencia de extremismos violentos de partes de quienes dicen ser religiosos más niegan la eficacia de ello, de ateos que, que se valen de dogmas y credos mal interpretados, y de quienes pretenden dominio injusto sobre los hombres, lucro o poder.

Como cristianos adoramos al Hijo de Dios como nuestro Salvador y Maestro supremo. Nos esforzamos por seguir Sus enseñanzas, aun cuando adolecemos de debilidades y flaquezas.

Pero hemos logrado certezas que van más allá de lo material; certezas que se anidan en el corazón, que nos permiten enfrentar oposición y ataques sin que mellen nuestra firme actitud de vivir nuestra religión, y dar testimonio de su veracidad, sin importar esos "cambios sutiles pero poderosos" que menciona Packer, particularmente respecto de la moral y la espiritualidad.

Dios vive y Jesucristo es el Hijo de Dios. Su Evangelio es el camino a la verdad y la vida; trasciende la muerte dándonos la esperanza de una resurrección gloriosa; es la fuente de felicidad en medio de los pesares y aflicciones, brindando el consuelo que nos da paz en medio de las tribulaciones.

Las certezas que alcanzan los creyentes en Él y Su ministerio no son fruto de experimentos científicos ni razonamientos interminables que no conducen a ninguna parte.

Son el fruto de desarrollar nuestra naturaleza espiritual y asumir una actitud humilde que sinceramente se siente impotente de llegar a conocerle sin que Él se revele.

Es la consecuencia de seguir la admonición: " Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas."2

"Porque la palabra de [Cristo] es locura a los [que no creen]; pero a los que se salvan, es decir, a nosotros, es poder de Dios."3

Este conocimiento es real, pero sólo se recibe si se busca con un corazón sincero y verdadera intención. No es cuestión de opinar ni de procurar mayorías. Es una búsqueda personal, que ciertamente da su fruto.

Yo en un tiempo fui ateo... hasta que inicié esa búsqueda... y gané mi testimonio personal.

(1) citado de "Música digna, pensamientos dignos"

(2) Mo 10:32-33

(3) 1 Co 1:18

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