EN TIEMPOS DE COVID-19
Fiestas clandestinas, cero distanciamiento social y ausencia del uso de tapabocas, aglomeraciones, marchas y manifestaciones que no respetan el protocolo sanitario, quejas, etc.
Aunque son una minoría, las personas que menosprecian los
peligros del COVID-19, que olvidan las más de un millón trescientas mil muertes
a la fecha; y tildan la enfermedad de "gripecita" , debieran deponer
sus actitudes y conductas (véase el párrafo anterior); y reflexionar que,
aunque ellas, en persona, no sufran graves consecuencias a raíz de un contagio
del coronavirus, contribuyen a que otras personas en situación de
vulnerabilidad, sí se expongan a riesgos que pueden llevarlas incluso a la
muerte.
¿No tienen esas personas padres y abuelos que proteger?
¿Amigos cuyos padres o abuelos también deban cuidar de no
infestarse?
Qué bien harían quienes, actuando de manera irresponsable,
despreciando los protocolos sanitarios y definiéndose al mismo tiempo como
creyentes en Cristo, abandonasen esa conducta de riesgo y se ciñesen a la
<regla de oro>:
"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos..."1.
Porque,
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo..."2,
debiera ser el fundamento de nuestras acciones; en especial, en estos tiempos
de pandemia.
Ni qué decir del resto que quienes, no apreciando en los
mismos términos los principios cristianos, usufructúan de los beneficios de la
libertad responsable que la sociedad les otorga, al tiempo que niegan la eficacia
de la solidaridad bien entendida.
(1) Mateo 7:12
(2) Mateo 22:39
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No promovemos ni aceptamos controversias en nuestro blog, siendo nuestro propósito es unir corazones, pues "no es [la] doctrina [de Cristo], agitar con ira el corazón de los hombres, el uno contra el otro; antes bien [Su] doctrina es esta, que se acaben tales cosas."