ELEVANDO NUESTRA MIRA

¿Qué cosas nos preocupan?

¿Qué cosas anhelamos?

¿En dónde depositamos nuestro amor?

¿En qué pensamos cuando no estamos ocupados en nuestros desvelos por ganar "nuestro pan de cada día"?

¿Tenemos preguntas sin contestar?

¿Hacemos algo por hallar las respuestas?

¿Qué o a quién adoramos, al punto de consagrar nuestras energías, aún nuestras vidas, para sentirnos satisfechos con nosotros mismos en cuanto a nuestra forma de adorar?

¿Tenemos ideales?

¿Vivimos en tolerancia para con quienes piensan distinto o nos creemos en el derecho de imponer nuestra voluntad a los demás?

¿Alimentamos nuestra alma con experiencias enriquecedoras o vivimos en la pasividad de la indolencia?

¿Meditamos acerca del propósito de nuestra existencia?

¿Nos examinamos en el espejo de nuestra alma?

¿Cuál es la fuente de nuestro conocimiento del bien y del mal?

¿En base a qué valores juzgamos?

¿Cómo nos insertamos en la sociedad?

¿Cuán independientes somos de las tendencias sociales?

¿Cuáles son nuestros pasatiempos?

¿Qué nos hace feliz? ¿Qué nos entristece?

¿Pensamos en la vida... la muerte... el amor?

¿Aprendemos del pasado? ¿Miramos el futuro con esperanza? ¿Vivimos el presente intensamente?

¿Quiénes somos?

A veces el trajín de la vida cotidiana nos arrastra a una rutina hueca e intrascendente, llevándonos a gastar nuestro tiempo en cosas vanas, que satisfacen por un instante y luego se desvanecen como el rocío bajo los rayos del sol.

El consumismo de nuestros días -que procura convertirnos en simples autómatas que trabajan y gastan sin entender el propósito de su existencia- nos roba la oportunidad de crecer y estrechar el amor que nos une a nuestra familia y nuestros amigos.

La vida moderna y la manipulación marketinera de intereses que se ocultan en las sombras desvían nuestra atención de las cosas que realmente importan. Nos insensibilizan. Ahuecan nuestra vida interior y ese diálogo fecundo que debemos tener con nosotros mismos para llegar a conocer nuestro potencial y nuestra relación personal con Dios.

Vivimos dentro de una sociedad hedonista, donde la búsqueda del placer se transforma en el horizonte de nuestra voluntad. Nos niega la meditación. Nos nubla la vista como el árbol frondoso que impide ver más allá del bosque.

Si no nos reservamos un tiempo para acercarnos al mundo inmaterial de las ideas, los afectos, las bellas artes, la música edificante; en fin, todo aquello que nos vuelve más humanos y nos recicla en hijos de Dios, iremos perdiendo nuestra esencia y terminaremos siendo siervos de la ignorancia, perdiendo el timón de nuestra felicidad, aunque creamos que somos personas felices.

Si no nos esforzamos por superarnos cada día; si no elevamos nuestra mira apuntando hacia la excelencia; si no luchamos por ensanchar nuestra capacidad de amar y trascender más allá de la vanidad, no lograremos la cosecha de una vida bien vivida.

"Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él."1

"Porque de la abundancia del corazón habla la boca."2

"Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón."3

Porque "bienaventurado [es] el hombre que... en la ley de [ Dios tiene] su deleite, y en su ley medita de día y de noche."4

Porque "bienaventurado [es] el hombre que halla la sabiduría y que adquiere entendimiento, porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus beneficios más que el oro fino."5

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor, y de dominio propio."6

"Porque todo lo que el hombre siembre, eso también segará."7

(1) Proverbios 23:7

(2) Lucas 6:45

(3) Mateo 6:21

(4) Salmo 1:1-2

(5) Proverbios 3:13

(6) 2 Timoteo 1:7

(7) Gálatas 6:7

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