DE LAS TEORÍAS DE STEPHEN HAWKING
Stephen Hawking fue un hombre inteligente. Excepcional. Ha
sido considerado estar a la altura de Albert Einstein. Sus logros científicos
han sido espectaculares y sus teorías aclamadas y aplaudidas por millones de
seguidores en el mundo.
Ha salido a luz un libro póstumo de su autoría: "
Breves Respuestas para Grandes Preguntas". En él, el notable físico trata
de resolver el problema de la existencia de Dios, dejando de paso revelado el
secreto de la creación del universo en el que vivimos.
Es respetable que tenga su postura respecto de estas dos
cuestiones esenciales de la vida. Es encomiable que se haya abocado a
investigar sobre el tema y comparta sus logros. Siendo una persona famosa y
admirada, no sólo por sus trabajos académicos sino también por la vida ejemplar
y de entereza que supo llevar, no es de extrañar que sus dichos sean valorados
por las grandes masas como iluminadoras del vacío que reina en el mundo de las
certezas científicamente comprobadas, en particular respecto de estas dos
cuestiones trascendentales.
Según afirman los artículos periodísticos recientemente
publicados sobre su libro, Stephen Hawking establece que de acuerdo con las
leyes de la naturaleza (las que él conoce, desde luego) la vida surgió
espontáneamente sin necesidad de ninguna energía creadora. Asimismo, el Big
Bang tampoco tuvo una causa para su aparición.
Partiendo de la idea de que el universo está en continua
expansión, afirma que, si se pudiese retroceder en el tiempo, lo veríamos
empequeñecerse cada vez más hasta convertirse en un punto tan reducido que
semejaría un agujero negro infinitesimalmente minúsculo y de densidad
extraordinaria.
Es aquí donde llega a un descubrimiento sorprendente: como
veníamos retrocediendo en el tiempo mientras el universo se achicaba, cuando no
se puede achicar más... se acabó el tiempo. No se puede retroceder más.
En otras palabras, no se puede concebir un tiempo anterior
al Big Bang y consecuentemente, no se puede concebir una "causa"
anterior que lo hubiera provocado.
Como corolario de este razonamiento surge la clara evidencia
de que Dios no existe.
Para Stephen Hawking no hay nada más simple y evidente que
esta afirmación.
Pues para haber creado el Big Bang, Dios debería haberlo
hecho antes y antes ... ¡no existía un antes!
Asunto concluido. Cosa juzgada. ¡A otro tema!
Dado la fama de Stephen Hawking, su innegable condición de
poderoso "influencer" y lo políticamente correcto de su propuesta,
seguramente el libro se convertirá en uno de los mayores best-sellers de todos
los tiempos. O tal vez no.
Lo cierto es que lo que dice merece algunas consideraciones.
En primer lugar, resulta dogmático. Sus aseveraciones parten
del conocimiento limitado que posee de la naturaleza. El Big Bang no deja de
ser una teoría. Lo que él hace es negar a Dios como "causa" del Big
Bang y define al propio Big Bang como "Primera Causa" de todo lo
existente.
Por otro lado, si lo que pretende decir es que el universo
se auto-creó espontáneamente, aunque esa pretensión sea respetable, no deja de
ser una creencia, tan respetable como la de quien cree en Dios. Al menos,
digamos a su favor, se diferencia un poco del ateísmo que sólo se limita a
negar la existencia de Dios.
No puede dudarse de las buenas intenciones que le movieron a investigar y arribar a las conclusiones a las que llegó. Pero deben juzgarse sus manifestaciones con espíritu crítico y desde una perspectiva equilibrada. No todo es oro lo que brilla.
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