DEBEMOS CONTINUAR MINISTRANDO

Se siente tristeza por quienes parecen tener su "actividad espiritual" directamente proporcional a las bendiciones que reciben cuando debiera ser al revés.

Las pruebas debieran acercarnos a Dios. Promover humildad en nuestros corazones, y la firme determinación de seguir el consejo del Pte. Nelson de "andar en el convenio del Señor".

Pareciera que con pandemia de COVID-19, muchas de nuestras familias han visto debilitado su compromiso de esforzarse por "asistir" a la Iglesia y asumir sus responsabilidades ante el Señor.

No deben ser criticados. Se les debe tender una mano de amor y esperanza. Todos somos débiles por causa de nuestra naturaleza mortal. Tampoco deben ser juzgados quienes, por precaución, siguen la Reunión Sacramental por medio de la tecnología, procurando evitar riesgos que resulten fatales.

Pero, ciertamente para algunos, la pandemia ha debilitado su fe, demostrando que ella estaba basada más en su relación con la Iglesia que con el Señor.

Esta pandemia ha sido una oportunidad valiosa para reconocer que el progreso espiritual se basa en el progreso personal de nuestra relación con Dios, y que el lugar donde debe vivirse el Evangelio y centrarse la adoración a Cristo es primordial mente en el hogar, y sirviendo a nuestra familia por sobre todo. Luego, ministrando a nuestros hermanos. La Iglesia es un recurso que pone el Señor a nuestro alcance para esos fines, y administra las ordenanzas esenciales para nuestra Salvación y Exaltación.

La responsabilidad recae en la persona. El Sacerdocio, como poder de Dios, va ligado a nuestras vidas todo el tiempo, no tan sólo en las reuniones dominicales

Hay mucho trabajo para traer de regreso a quienes necesiten de ayuda para retomar su camino de seguir al Salvador. Requerirá de mucha fe y esfuerzo. No siempre resultará en el éxito deseado.

Creo que el Señor nos regaló la parábola de la semilla, entre otras razones, para consolarnos y hacernos entender que la semilla siempre es buena, que podemos ser los mejores sembradores, pero, lamentablemente, no todas las tierras son iguales. Debemos también tener presente esa enseñanza en situaciones como las actuales.

Pero el Señor no espera que nos desanimemos. Debemos alargar nuestro paso, confiar en Él y buscar la guía del Espíritu Santo para saber cómo obrar.

Debemos siempre tener presente la admonición de 3 Nefi 18:32 :

"No obstante, no lo echaréis de vuestras sinagogas ni de vuestros lugares donde adoráis, porque debéis continuar ministrando por estos; pues no sabéis si tal vez vuelvan, y se arrepientan, y vengan a mí con íntegro propósito de corazón, y yo los sane; y vosotros seréis el medio de traerles la salvación."

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