ÉSTE ES MI DIOS

En ocasiones me pregunto cómo recibirán los lectores mis reflexiones acerca de Dios y las enseñanzas cristianas cuando la historia está llena (aunque lejos de estarlo exclusivamente) de hechos de violencia, guerras y mucho dolor causados por razones religiosas.

Ante lo que ha pasado y lo que está pasando con hechos deleznables frutos de la intolerancia religiosa; ante las acciones lascivas de personas que afirmando ser religiosas o estar obrando en nombre de Dios, cometen toda clase de barbaridades o atropellos, tanto físicos como morales; ante tantas falsas acusaciones, disputas, odios; en fin, ante todo aquello que en aparente religiosidad sólo alimenta el desprecio por lo sagrado, yo sólo digo: ALLÍ NO ESTÁ MI DIOS.

Mi Dios es un Dios de amor, un amoroso Padre de todos los seres humanos y creador del universo que nos envuelve, Uno que de "

tal manera amó ... al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito [Jesucristo], para que todo aquel que en él cree no se pierda... Porque no [le] envió Dios ... al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."1

ÉSTE ES MI DIOS. En las enseñanzas de su Hijo se rescatan todas sus cualidades. Todo aquello que no se ciña a ellas, toda idea, manifestación, ideología o movimiento que contradiga o se oponga a esas enseñanzas no viene de Él.

"...Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.

"Este es el primero y grande mandamiento.

"Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

"De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas."2

ÉSTE ES MI DIOS. El que bienaventura a los mansos de la tierra, a los pacificadores, llamándoles hijos de Dios.3

Un Dios que exalta la misericordia como virtud y enseña a través de la parábola del Buen Samaritano que no deben existir diferendos entre los hombres, cuando de servir y sanar heridas se trata.4

ÉSTE ES MI DIOS. El que instituyó la familia para regocijo de sus hijos mandando no cometer adulterio y amarse los cónyuges como a sus propios cuerpos.5

El que decretó desde los cielos: "No cometas adulterio. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre."6

ÉSTE ES MI DIOS. El que sentenció: "Imposible es que no vengan tropiezos; mas, ¡ay de aquel por quien vienen!

Mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino y se le lanzase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos."7

El que nos exhortó a "perdonar setenta veces siete"8 (queriendo significar que al juzgar, juzguemos los actos pero no las personas; y quien esté libre de "alguna culpa", sea el que tire la primera piedra.9

ÉSTE ES MI DIOS. Aquél del que Pablo aprendió lo que expone en el capítulo 12 de su epístola a los Romanos, en el cual termina diciendo: “No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien."

Aquél de quien procede todo lo bueno.

Aquél que nos guía por la vida sabiendo que enfrentamos oposición y cometemos tropiezos, pero cuyo propósito trasciende esta vida y sin embargo, nos deja huérfanos de socorro ni consuelo.10

De mi parte, reconozco el derecho y concedo el privilegio de que cada cual crea lo que quiera creer, adore lo que o a quien quiera adorar, haga conforme lo que le plazca en tanto sea buen ciudadano y respetuoso de las leyes del país. Pero reclamo también para mí ese mismo derecho y las mismas obligaciones; adorando y esforzándome por vivir conforme a la voluntad de MI DIOS.

(1) Juan 3:16-17

(2) Mateo 22:37-40

(3) Véanse las Bienaventuranzas En Mateo 6

(4) Lucas 10:30-37

(5) Efesios 5:25-28

(6) Marcos 10:19

(7) Lucas 17:1-2

(8) Mateo 18:22

(9) Véase Juan 8:3-11

(10) Juan 14:18

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