CUIDEMOS A NUESTROS HIJOS

Es importante que enseñemos a nuestros hijos a centrar sus vidas en Cristo, "porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer."1

Esto es innegable y la única garantía de que no se crean los relatos que pululan por todos lados y contaminan las mentes de nuestros jóvenes.

No hay otro remedio. A veces pensamos que con hablarles nosotros ya basta, pero sabemos que ayuda, pero no es suficiente.

No sé trata de ser maniqueísta ni creer que no existe el bien entre la gente común, pero para combatir todo esto que nos asombra de lo que pasa en el mundo, sólo podemos asirnos con firmeza de "la barra de hierro".

El adversario es muy poderoso y no podemos darnos el lujo de enfrentarlo solos o dejar librada la vida de nuestros hijos a la ingenuidad de creer que ya están vacunados contra el mal, solo por haber nacido en nuestro hogar.

Algún día tendrán que enfrentar al adversario frente a frente por sí mismos, y necesitarán la mejor de las defensas contra sus dardos.

Porque no tenemos, ni tendrán ellos, "lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes."2

(1) 2Nefi 32:3

(2) Efesios 6:12

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