LO QUE NO ENTENDAMOS

Nosotros aceptamos los libros canónicos como Escritura Sagrada. Así dice el Señor: "...sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo."(DyC 1:38)

Por tanto no es cuestión de aceptar o no aceptar partes de las Escrituras, según las entendamos o no, según nos convengan o no, según nos gusten o no.
Si alguna parte no entendemos, tengamos paciencia y vivamos por fe.
En alguna "ocasión futura en la que nada se retendrá" (DyC 121:28), podremos llegar a entender lo que por ahora no comprendemos. Y además, " por el poder del Espíritu Santo podre(mos) conocer la verdad de todas las cosas" (Moroni 10:5).
Por lo pronto las Escrituras contenidas en los libros canónicos son para toda la Iglesia -obviamente son universales, lo son para todos sin excepción aunque no los acepten- y no para la aplicación particular de unos pocos.
Debemos, por tanto, confiar en que Dios no hace acepción de personas (DyC 1:35), y todo su Plan de Salvación apunta a lo que declaró: que es Su obra y Su gloria llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. (Moisés 1:39)

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