TIEMPOS PELIGROSOS

No existe amistad sin confianza, confianza de uno hacia el otro, confianza mutua.

No existe verdadera paz sin confianza, sin sentir tranquilidad al dar la espalda al "otro" y tener la absoluta certeza de que no nos traicionará.

No existe felicidad permanente en el matrimonio, si no existe confianza plena de un cónyuge hacia el otro.

No puede existir respeto genuino sin confianza en la integridad de la relación entre las personas, a menos que se trate del respeto desnaturalizado, provocado por el temor o el amedrentamiento.

No existe fe en Dios sin la confianza integral de "que todo lo que es bueno viene de [Él]"1; sin la confianza de que "todas las cosas obrarán juntamente para (n)uestro bien, si and(amos) en la rectitud y record(amos) el convenio que (hemos) hecho el uno con el otro"2.

La confianza es el fundamento de las relaciones sanas entre las personas y, en el caso de nuestra relación con Dios, es el sentimiento y la actitud inherentes al amor que debemos profesarle.

Por ello, la mentira es abominable, despreciable, y se debe evitar aún en su más mínima expresión. No existen las mentiras "blancas", las mentiras piadosas, las mentiras bien intencionadas. Porque la mentira destruye la confianza.

Entre las "seis cosas [que]aborrece Jehová, y aun siete [que] abomina su alma", en segundo lugar se menciona "la lengua mentirosa"3.

La sabiduría popular nos enseña que "la mentira tiene patas cortas". El "cuento del pastor mentiroso" enseña que las consecuencias de la mentira siempre terminan perjudicando a quien las produce.

A pesar de ello, la mentira es una poderosa arma, muy apreciada por aquellos contra quienes Pablo nos advirtió:

"Esto también debes saber: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos,

“sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin dominio propio, crueles, aborrecedores de lo bueno,

“traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios, […]

“que siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”4; "a estos evita", nos aconseja el apóstol de Cristo.

El propio Jesucristo advirtió contra las mentiras que llenarían la tierra en estos últimos tiempos que estamos viviendo. Y lo hizo de una manera que no da lugar a equívocos:

"...Mirad que nadie os engañe,

"porque vendrán muchos ... y a muchos engañarán.

"Y oiréis de guerras y de rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es menester que todo esto acontezca; mas aún no es el fin.

"Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres y terremotos en diferentes lugares.

"Y todas estas cosas son solo el principio de dolores...

"Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos."5

Profetas que no necesariamente hablarán de Jesucristo, sino que llenarán la faz de la tierra con ideas, doctrinas, filosofías y relatos que tendrán "apariencia de piedad"6, pero conducirán a la "gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá"7.

Indudablemente vivimos tiempos peligrosos, para los cuales debemos estar preparados, "tomando toda la armadura de Dios [el Evangelio, Su palabra y las enseñanzas de Cristo], para que pod(amos) resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes"8.

(1) Alma 5:40

(2) Doctrina y Convenios 90:2

(3) Proverbios 6:16-17

(4) 2 Timoteo 3:1-4,7

(5) Mateo 24:4-8,11

(6) 2 Timoteo 3:5

(7) Mateo 24:21

(8) Efesios 6:13

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