EL AMOR

Existe un sentimiento que subyace en toda la Creación, en todas las cosas que constituyen la vida del hombre, en todo lo bueno que existe. Es una fuente de poder, de sabiduría, de unidad con el Universo y su Creador. Está, en definitiva, en la esencia misma de nuestra existencia eterna: el AMOR.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna."1

"Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó...

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera."2

Amó Dios a Su obra, y amó a Sus hijos. Y les dio mandamientos para guiarlos de regreso a Su presencia.

Y les dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente...Amarás a tu prójimo como a ti mismo. [Porque] de estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas."3

El amor es como un diamante finamente tallado, el cual, a través de sus múltiples facetas, revela la pureza y perfección de su interior.

Cada faceta tiene su individualidad. Se manifiesta de manera particular a la vista del observador; y todas juntas irradian la belleza y energía que nace de las entrañas de esa piedra preciosa.

Así como con en el diamante, es posible descubrir en el amor sus variadas dimensiones: el amor que los padres profesan hacia sus hijos, el amor entre hermanos, el amor que se siente hacia quienes nos dieron la vida, el amor entre cónyuges.

Asimismo, pueden también revelarse el amor que se siente por un amigo, el amor por la Naturaleza, el amor por una mascota; existen quienes profesan amor por una causa, amor por unos ideales que dirigen sus pensamientos y acciones...

De manera que el amor puede manifestarse en muchas maneras según sea el objeto de su devoción. Cuanto más se acerque el amor de nuestro corazón al amor puro de Cristo, cuanto más amemos como Cristo ama, tanto más cerca estaremos de ser uno con Él.

"El amor puro de Cristo... permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien."4

El amor nos muestra sus diversas facetas, cada una siendo particular e inconfundible. Una faceta es el amor filial, otra el conyugal, otra el amor por la Naturaleza y así sucesivamente.

Nadie está justificado en confundir algunas o todas las facetas del amor entre sí, ni enseñar que el amor es uno sólo y no tiene forma. El amor no tiene "la forma del agua" -como reza el título de una película recientemente consagrada con el Oscar- que se adapta al recipiente que lo contiene, y por ende, carece de forma propia y puede concebirse de cualquier manera.

Tal afirmación sería como justificar el incesto por causa del amor paterno-filial, el adulterio por causa de un deseo mal llamado "amor", o cualquier otra relación contraria al modelo del Señor basándonos en que el amor basta para justificar la desobediencia al orden celestial.

"Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos. El ser hombre o el ser mujer es una característica esencial de la identidad y del propósito premortales, mortales y eternos de la persona...

La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Los hijos merecen nacer dentro de los lazos del matrimonio y ser criados por un padre y una madre que honran sus votos matrimoniales con completa fidelidad."5

Concédase a toda persona creer en lo que desee creer; pero ello no implica torcer la palabra de Dios ni desnaturalizar al amor.

 

(1) Juan 3:16                    

(2) Génesis 1:27,31           

(3) Mateo 22:37-40

(4) Moroni 7:47

(5) La Familia: Una Proclamación Para el Mundo 

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