LA MUJER

Es indudable que a lo largo de la historia la actitud del varón hacia la mujer ha sufrido básicamente -y salvo honrosas excepciones- de esa enfermedad deleznable denominada machismo.

Sea que se basara en tradiciones inmemoriales, credos desnaturalizantes o simplemente en el deseo de ejercer injusto dominio de parte del que se siente más fuerte, y cree que por medio de la violencia puede imponer sus caprichos o su voluntad, lo cierto es que las sociedades le han dado a la mujer un rol secundario y menoscabante de su dignidad, llegando en muchos casos a considerarla un objeto, y a su vida algo carente de valor.

Después de siglos de obscuridad, la toma de conciencia respecto a esta situación está adquiriendo proporciones significativas a nivel mundial.

Ello ha llevado al surgimiento de un sentimiento de reacción colectiva que se ha caracterizado por transformaciones culturales que propician dar fin a las injusticias de que es objeto la mujer.

Entre las cosas que han acontecido, hay quienes han aprovechado estas circunstancias para censurar las enseñanzas de Cristo, y consecuentemente Su evangelio, tildándolas de anacrónicas cuando no de patriarcales en un sentido peyorativo. Seguramente algunas formas de vivir el Cristiandad, y la conducta de muchos que dicen seguir sus preceptos, pero se comportan más bien en dirección contraria a ellos, han contribuido a depreciar los valores cristianos a nivel de la sociedad moderna.

Pero una lectura comprometida de las Escrituras enseña el verdadero valor de la mujer y la consideración correcta y justa con que debe ser tratada. En las enseñanzas de Cristo no hay lugar para el machismo en el más mínimo grado de tolerancia.

A manera de ejemplo, repasemos algunos de los principios sobre los cuales debe fundarse la relación entre varones y mujeres a la luz de las Escrituras:

- Dios no hace acepción de personas 1; toda alma es igual de valiosa ante Sus ojos2.

- Dios no valora un sexo sobre el otro3 ni tampoco nadie tiene ese derecho.

- El amor debe impregnar la relación entre Sus hijos4 y en particular, en el trato entre varones y mujeres.

- El servicio entre semejantes es la manifestación más cabal del servicio a Dios.5

- El matrimonio es instituido por Dios para la felicidad de Sus hijos y es el estado ideal para el desarrollo de ambos cónyuges, siempre que se establezca sobre los cimientos de la bondad, el respeto mutuo, el sostén recíproco y la caridad.6

- Los maridos deben amar a su esposa como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella.7

No existe mejor modelo de vida que la vida de Cristo. Todo varón que ame a su esposa según el modelo de Cristo, jamás le dará un trato injusto y la tendrá por su reina para siempre.

Todo varón que honre a su madre como Cristo honró a la Suya, verá en toda otra mujer la imagen de su madre reflejada en el rostro y sabrá honrarla y respetarla como se debe.

 

(1)   Hechos 10:34

(2)   Doctrina y Convenios 18:10

(3)   1 Corintios 11:11

(4)    Mateo 22:39

(5)    Mosíah 2:17

(6)    Proclama sobre la Familia

(7)    Efesios 5:25 

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