HECHOS Y OPINIONES

En estos días es común escuchar a personas confundiendo hechos con opiniones.

Toda afirmación acerca de la realidad necesita fundamentarse en hechos para alcanzar la validez de la argumentación que la promueve. De lo contrario, puede sostenerse que lo declarado es una mera opinión.

En el plano secular, los hechos deben poder ser sometidos al escrutinio científico, por cuanto atañen al mundo material. Todo lo que escapa a esa categoría pertenece al mundo de las ideas, emociones o lo espiritual.

Pareciera que, para muchas personas (sean ilustradas, bienintencionadas, íntegras o todo lo contrario), la pasión con la que defienden sus opiniones les hace creer que tienen el derecho a plantear sus pareceres como hechos comprobados. Algo así como que toman por verdadero aquello en lo que simplemente desean creer sin reparar que, a falta de corroboración objetiva, su "verdad" es tan válida de sostenerse como la de cualquier otra persona que opine diferente.

Para colmo de males, su intransigencia los lleva a desvalorizar la opinión ajena, tildándola muchas veces con denostaciones acompañadas de actitudes y conductas reñidas con los valores de convivencia pacífica que dicen defender.

Olvidan que -como suele decirse- los hechos son sagrados, pero las opiniones son libres.

Esta conducta totalitaria veda toda posibilidad de confrontación argumental basada en hechos, y niega el derecho a expresar opiniones disidentes. Por supuesto que no se trata de una práctica democrática donde tanto mayorías como minorías tienen el derecho a expresar libremente su pensamiento, en tanto se respeten los derechos de todos.

"El camino del necio es recto ante sus propios ojos...[y] el hombre iracundo promueve contiendas, pero el que tarda en airarse apacigua la rencilla."¹

Ideologías son ideologías, opiniones son opiniones y los hechos son hechos. Esto parece una trivialidad, pero a la luz de los acontecimientos, necesita recalcarse enfáticamente. Sería muy triste que la sociedad perdiera esta perspectiva de las cosas.

(1) Proverbios 15:12, 18