EL ÉXITO

De Jesús, el Apóstol Pablo escribió:

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."1

Cabe preguntarse si esa condición sin mácula de Cristo fue fruto de su linaje divino como Unigénito del Padre en la carne, u obedeció a alguna otra razón. Parecería inapropiado decir que fue tentado en todo "a nuestra semejanza" si su capacidad para vencer al pecado estribara en su naturaleza divina.

Al respecto el Élder James E. Talmage escribió en su magistral libro "Jesús el Cristo":

"Un asunto que merece nuestra atención en este respecto es el de la pecabilidad o impecabilidad de Cristo, o sea la cuestión de que si había en Él la capacidad para pecar. De no haber habido posibilidad de que cediera a las tentaciones de Satanás, éstas no habrían constituido una prueba verdadera, ni habría habido una victoria genuina en los resultados. Nuestro Señor era sin pecado, pero era pecable; es decir tenía la capacidad, la habilidad para pecar, si hubiese deseado.2

Jesús era pecable pero nunca sintió el deseo de pecar. Vale decir que de tal manera amó al Padre, y a tal punto aceptó Su compromiso de obedecerle, que nunca tuvo que resistirse al pecado dado que jamás se sintió inclinado a pecar.

De esta forma, el Salvador se transforma en un modelo de vida que pauta nuestro camino. Nuestra meta es, sin duda, parecernos más y más a Él; al punto de no malgastar nuestras energías luchando contra la tentación, sino emplearlas en santificar nuestros deseos ciñéndolos a Sus deseos y, concomitantemente, acrecentando nuestra capacidad de ignorar las oportunidades de pecar.

El secreto de la integridad no consiste en "estar limpios" sino en "ser limpios" de corazón. Consiste en experimentar "un potente cambio en nosotros, o sea, en nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente."3

El secreto de la paz no consiste en estar libres de pruebas sino en conservar nuestra confianza y equilibrio en medio de las tormentas. El secreto del éxito consiste en vivir a la manera del Señor.

 

(1) Hebreos 4:15

(2) Jesús el Cristo, pág. 77

(3) Mosiah 5:2 

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